Mis películas de CF, incluyendo chicas

Mis primeros contactos con la CF, que pasaron por el cómic y el cine, se dieron gracias a mis papás. En un recuerdo favorito papá me  lleva  rumbo al cine y habla que te habla del príncipe Barín y de “Ming, del planeta Mongo”, película que recordaba emocionado y que debió considerar fundamental para mi formación. Con el pasar de los años, y cada cual en su caleta, dejamos de ir juntos al cine, aunque la culpa de aquello se lo atribuyo a “Barbarella” y a su inusitada intromisión en nuestros asuntos internos. (Desde entonces ir por mí cuenta al cine fue toda una revelación)

Esta lista es una selección personal y cronológica de lo mejor del género que haya visto. Dada mi juventud, ustedes no pueden ni deben pensar que las vi cronológicamente. Así que eso queda aclarado. Este método de abordar mis filmes es sencillo: título, año, director y fuente de inspiración. Y luego una reseña breve y poco técnica, para seros franco. No hablo de los efectos especiales porque es una desgracia que alguien arribe y zarpe de un filme sin ver nada más que el trucaje. Y resalto la presencia femenina, que no siempre es protagónica, ya que su rol es básicamente voluptuoso… Asunto que ha evolucionado positivamente porque desde Barbarella a esta parte las chicas son más listas —lo cual no debe sorprender—, toda vez que el ADN mitocondrial revela que ellas existieron antes que los machos de la especie.

  1. “De la Tierra a la Luna”, 1902, de George Mélies.

Primerísima película de CF, no solo porque  ciencia y  tecnología son protagonistas por derecho propio, sino porque producciones posteriores, ya enmarcadas en el género, se deslizaron con regalada facilidad al campo de la “acción”, sacrificando las contribuciones que este filme hizo al pensamiento, sobre todo a nivel popular. Notable que las chicas del filme, todas con cinturita y buen trasero, no pasen de coristas animadoras.

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  1. “Metrópolis”, 1927, de Fritz Lang

Difícil tarea resumir los motivos, el encanto, la emoción que este film aún induce; cada aspecto demanda reseña y comentario: para diseñadores, he allí concepto gráfico,  arquitectura y urbanismo; quienes persiguen la precisión estética verán una visualización  depurada del expresionismo;  el argumento libertario, inspirado en la dinámica lucha de clases, es transmitido de manera cabal y con una carga innegable (y femenina) de propaganda a favor de una sociedad justa.  Verla fue fascinante.  Pregunto: ¿No son las chicas Soroyama, versiones del Robot de Metrópolis?

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  1. “Flash Gordon”, 1936, Frederick Stephani

Flash Gordon es hijo de un cómic. Pero su traslado del dibujo al cine significó un sacrificio estético casi brutal. Años después de la II Guerra, cuando papá me llevó a ver el primer episodio en el cine, me pareció espantosamente bochornoso ver la nave de Hans Zarkov cruzando los espacios como una tetera con agua hirviendo. Y extrañé a la sentimental Dale Arden y a la desinhibida princesa Alura, que en el cómic pasaban ensoñadoramente destapadas.

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  1. “La máquina del tiempo”, 1960, de George Pal, sobre la novela de HG Wells.

(Otra vez con papá) Como las películas tardaban hasta  tres años en llegar al país, calculo que tendría nueve años cuando la vimos; edad perfecta para comenzar a viajar por el tiempo… en una poltrona victoriana, mientras mobiliarios y maniquíes pasaban de moda segundo tras segundo, y mientras  el día y la noche se deslizaban a toda velocidad por las paredes…  Weena (Ivette Mimieux), inolvidable y desamparada, surge del futuro con muslos de encanto. Del “remake” de 2002, ni hablar.

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  1. “La décima víctima”, 1965, de Elio Petri, sobre la novela de Robert Sheckeley.

Esta cinta tiene un argumento que hoy se remeda en filmes neofascistas y post apocalípticos donde se consagra la violencia; en el filme unos sujetos seleccionados deben cazarse mutuamente  y sobrevivir en torneos a muerte. La aparición de Úrsula Andres comenzó  ser cataclísmica por esos años.

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6. “Fahrenheit 451”, 1966, de Francoise Truffaut, filme basado en la novela de Ray Bradbury.

Los libros están prohibidos, y surgen los “hombres-libro”, cuya meta es memorizar uno… Fahrenheit 451 es la temperatura a la que los libros se consumen debido al peligro social que representan. El lado flaco de esta distopía es que, actualmente, la población se halla en un estado cultural tan reaccionario que no es necesaria tal prohibición. Julie Christie ES el filme.

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        7. “Barbarella”, 1967, Roger Vadim.

Contraparte erotizada de Flash Gordon. Como aquél, Barbarella emerge del cómic; y como aquél, va de mundo en mundo…  erotizando la galaxia. En la cinta no hay lugar para propuestas  de anticipación ni para inquietantes reflexiones  post tecnológicas. ¡Ah! ¡Pero cómo pesó en la juventud de entonces! Es ése delirio por Jane Fonda lo que me impele a reconocer la cinta como de CF, y por iluminar reverenciados episodios de mi adolescencia.

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  1. “2001, una odisea del espacio”, 1968, de Stanley Kubrick, tomando como base relatos de Arthur C. Clarke.

Arribamos por fin a una cinta de CF en pleno ejercicio de un lenguaje cinematográfico deslumbrante: de gran realismo científico, exacta en recursos visuales, con efectos especiales portentosos, de propuestas filosóficas y científicas revolucionarias, de visiones prácticas del espacio como fuente de recursos y misterios; es —sin embargo— extrañamente mezquina con el protagonismo femenino.  Exceptuando: (1) la azafata de Pan American, elegante y gentil con el doctor Floyd;  (2) la cosmonauta soviética que, en la estación espacial, comenta sobre las investigaciones de su marido en el Báltico; y (3) la hija de Floyd que cumple años y que habla con su padre por videófono. Durante décadas la tecnología sigue en deuda con las expectativas del filme: hoy no existen estaciones espaciales de gravedad inducida, no hay colonias lunares, ni los computadores leen los labios o deciden por su cuenta y riesgo qué será lo mejor para todos.

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  1. “El Edicto”, 1972, de Michael Campus

Drama post-apocalíptico que preludia métodos extremos de control natal. Un edicto ordena que durante 30 años no haya nacimientos. El poder controla que no se den alumbramientos clandestinos. El filme no se presta para sensuales muñecas artilladas, y Geraldine Chaplin comunica con verismo inquietante, para l época, un mundo que se subleva contra la represión del instinto más arraigado en la humanidad: ¡tener prole!

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1973 ofreció dos filmes futuristas colocados en antípodas teatrales: el drama y el humor.

  1. “Cuando el destino nos alcance”, de Richard Fleischer, sobre una novela de Harry Harrison.

En un mundo sobrepoblado los recursos merman, pero se da el lanzamiento de Soylent Green, una galleta a base de plancton que suple cómodamente  la alimentación agropecuaria.  Protestas y saqueos son cotidianos. La autoridad captura por miles a los descontentos que protestan en las calles… Luego “desaparecen” hasta que un policía descubre que el afamado Soylent Green proviene de los cadáveres de la población apresada. La fémina (Leigh Taylor Young  preciosa, de ataque) pertenece a una élite que consume cárnicos, una que otra verdura, y que forma parte del “mobiliario” de su señor.

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  1. “El Dormilón”, de Woody Allen.

Divertida sátira social y de la sexualidad banalizada. A través de un hombre que despierta después de doscientos años, los temas recurrentes en Allen —el sexo, la muerte—, son administrados con el rigor de la distancia que da lo futuro en escenas realmente graciosas. Allen aborda también “asuntos políticos”: de un atentado contra el dictador, sólo recuperan su nariz, la misma que es cuidada con esmero para clonarlo de sus células. Entre Diane Keaton y el orgasmatrón, la flaca se lleva nuestro embeleso.

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  1. “Alien, el octavo pasajero”, 1979, de Ridley Scott

Cinta de terror; y que tiene —ya era hora— de protagonista principal una mujer: la teniente Ripley del navío “Nostromo”. El filme plantea la posibilidad de vida extraterrestre y su estrategia de supervivencia y procreación infalibles, pues se filtra en la nave mientras uno de sus astronautas lo incuba, sin saberlo. La cinta tuvo varias secuelas donde vemos envejecer a Ripley. El tenebroso concepto gráfico de la cinta es de Giger.

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1984 fue un año notable en filmes de CF. Reseño tres: “Blade Runner” de Ridley Scott, “2010”, de Peter Hyams, y “Dune”, de David Lynch.

  1. “Blade Runner” está basada en una historia sugestiva de Phillip K Dick: “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”

Unos “replicantes”, criaturas artificiales a plazo fijo, diseñadas para tareas riesgosas en colonias espaciales, han escapado y no quieren morir. La historia transcurre en 2019 (lo cual nos enfrenta a una situación odiosa: ¿cuánto tarda en alcvanzarnos el futuro de la CF? Opino que tal futuro nunca debiera estar a menos de medio siglo).

Pionera del Cyberpunk, cuenta con varias ediciones del director, quien jamás quedó conforme con el sesgo comercial del filme. ¿Las chicas? Sean Young bella, embutida en un rostro “vintage”; ni se diga de la ternura que induce la violentísima Daryl Hanna. No olvidar la espléndida tarea de Syd Mead, ilustrador futurista de primera.

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  1. “Dune”, de David Lynch, basada en las novelas de Frank Herbert.

Shaddam IV de la Casa Corrino, mediocre y taimado emperador, es custodio oficial de la Melange, la sustancia más rara y costosa del universo. Droga/especia que potencia visiones del futuro, que permite a los Navegantes de la Cofradía conducir sus naves a través de los pliegues del espacio…  ¡Sólo existe en Arrakis!, el planeta-desierto (Dune). Entre las dunas de Arrakis moran las tribus Fremen y  gigantescos gusanos de arena.  A la Casa Atreides, le ha sido concesionada la producción de la Melange… Tal vez las actuaciones no sean convincentes, más las intrigas, el pulular de facciones, lealtades y conspiraciones; más paisaje, música y atuendos, todo hace de DUNE un filme espectacular. Destacan féminas hermosas:  Dama Jessica, bruja de la hermandad Bene Geserit (Francesca Annis), Chani (Sean Young) , amante Fremen de Paul  Atreides, la princesa Irulán (Virginia Madsen), Silvana Mangano como la reverenda Madre Ramallo… La historia de Dune sucede a miles de años en el futuro, como debe ser.

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  1. “2010” u “Odisea 2”, de Peter Hyams, basada en la novela de Arthur C. Clarke.

Es imposible sustraerse de una secuela de esa talla. Menos ambiciosa que su predecesora, esta es un alegato pacifista en todo regla, cuando aún existía la URSS como potencia mundial. Peter Hyams, excelente fotógrafo, dirige el filme e incorpora imágenes que la nave Voyager envía desde el sistema joviano y que, entre otras maravillas, ofrece vistas de  ¡volcanes activos en Io! En esos predios  está la nave Discover (“2001”). Como la URSS lleva la delantera en la incorporación de mujeres en todo su aparato laboral, militar y científico, allí va la comandante de la nave “Leonov”, interpretada por Helen Mirren. Hay otra cosmonauta de rasgos orientales… ¡y basta de chicas!

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  1. “Volver al futuro”, 1985 de Robert Zemeckis

Se trata de una de las cintas más divertidas donde Zemeckis resume sus obsesiones por la historia de la cultura popular de los Estados Unidos, con sencilla brillantez. El abstruso tema de viajar por el tiempo y de confrontar paradojas al toparse con antepasados o descendientes, es abordado por el “Doc” Emmet Brown con asombrosa naturalidad. Con respecto al aporte femenino: un buen argumento es capaz de mantener correctamente vestidas a las chicas.

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  1. “12 monos”, 1993, de Terry Gilliam

Extraño thriller de un viajero en el tiempo cuya misión es descubrir qué sucedió en el pasado para haber merecido un presente tan miserable (debido a un virus mortal, los humanos de su tiempo viven bajo tierra). La presencia de Madeleine Stowe, como la doctora  Railly, constituye para el protagonista la única posibilidad de comprensión en un pasado más cruel y convulso que su propio tiempo. ¿Cuál es el atractivo de los viajes en el tiempo? Un hecho: la multiplicación de efectos antes que las causas de los mismos lleguen a suceder; es, por tanto, una forma de la tragedia más fatal y perversa que la que sufren los indígenas de tiempo lineal.

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  1. “Minority report”, 2002, de Steven Spielberg, basada en un relato de Phillip K Dick.

En un estanque hay tres sujetos sumergidos en un fluido sedante. Sus nombres resultan familiares para todo lector de policíacos. Hay un Arthur, una Ágata y un Dash; y de los tres, Ágata  es la más sensible en su prodigioso don de anticiparse al cometimiento de un crimen… Una articulación ideal con la policía da resultados sociales contundentes: el delito desaparece y las “cárceles” se llenan de sujetos en vida supendida pues, legalmente, no hay culpa en un proto-contraventor pre-visualizado. ¿Puede el cuerpo social resistir esta regulación? ¿Qué hay si los predictores se equivocan… y si sucede, qué pasa con la culpa y la pena que genera?

Pocas chicas, aparte de Ágata y la esposa del policía, y en papeles secundarios.

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  1. “Looper”, 2012, de Rian Johnson

En 2074 se inventa el viaje por el tiempo, que es rápidamente copado por mafias que eliminan a sus enemigos enviándolos 30 años atrás, donde son asesinados por “Loopers”. 2044 es un año signado por severos problemas económicos y por la propagación de mutaciones que confieren extraños poderes. Un mutante de 2044, en 2074 (“Hacedor de lluvias”) dominará las operaciones de viajes del tiempo y enviará a ex – loopers  a ser asesinados por sus réplicas del ayer… Uno de ellos evade a su YO de 2044 en busca del “Hacedor” cuando era de 8 años. ¿Será posible matar a un niño en aras de un porvenir diferente, o habrá otros modos de cambiar la historia? ¿Emily Blunt?, inmejorable.

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  1. “Predestination”, 2014, de Peter y Michael Spiering, sobre un texto de Robert Heinlein.

Esta historia es difícil de reseñar; lo he intentado y nadie entiende ni  queda persuadido de verla. Digamos que se trata del tiempo y sus viajeros, digamos que me recuerda a la serpiente que muerde su cola, digamos que la cadena efecto-causa está destinada a crear una paradoja viciosa que, a su vez, me recuerda a Borges citando a Sherezada en la noche que decide contar su vida… hasta que regresa al momento de contarla otra y otra y otra vez. ¿Qué les parece? Bueno, quedan los actores: Ethan Hawke convincente, Sarah Snook impecable.

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  1. “Interstellar”, 2014, Cristopher Nolan

Comparemos este filme con el más conspicuo de los filmes de CF… ¿Con 2001? Pues sí, listo. Interstellar responde  a muchos de los misterios que 2001 planteara. Lo dice su propuesta filosófica, social, tecnológica; lo dice el relato, los efectos especiales… y las muchachas. ¡Es sorprendente que ya no se hable de esta cinta! O de sus chicas. Quiero entrañablemente, y en su orden: a la pequeña e incomprendida Murphy (Makenzie Foy), a la Murphy tenaz  (Jessica Chastain), a la flaca Hathaway, y naturalmente a la Murphy anciana, cuyas piernas solían arrancar suspiros (Ellen Burstyn).                                                               Interstellar-Cooper-Murph               interstellar3

  1. “El Marciano”, 2015, Ridley Scott, sobre la novela de Andy Weir.

Bueno, Ridley ha pasado —y con largueza— la evaluación SENESCYT para  CF: Alien, Blade Runner, Prometeo, y ahora El Marciano.

La cinta es científicamente sólida, con excelentes incrustaciones de suspenso. Marte ha inducido en la especie humana decenas de leyendas… Esta cinta dice: la realidad es más económica y atroz. Las chicas aparecen preocupadas, profesionales, fugaces. Para muchos el filme es demasiado optimista, pero de lo contrario no pasaría de la media hora.

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Santa Gertrude Stein de la Vera Cruz, Aureliana

Sant Gertrude SteinFue traída al universo un 12 de monzónico de 7891 en BelaTe Geuse (hoy Calkta, capital de la liga Indiriana, que pasó a federarse con Axos Dalet después del Segundo Cisma). Fecha patronal: 23 de germinal

Gertrude era el undécimo clon de los doce que se procuró el matrimonio Stein, siendo la criatura original Karen-Hapur, hija única de los Stein, y que muriera a los tres años un 12 de monzónico de 7871. Sus padres, Sigfredo y Augusta, dedicados al comercio, eran peregrinos hebrárabes. Él murió en Levanna de Orión de fiebres reumáticas antes de que Gertrude cumpliera los dos años, de manera que Augusta hubo de cargar con la dirección del comercio y la educación de sus clones.

Gertrude opinaba de sí como niña sensible, aguda, nerviosa e irascible, pero apunta que temprano maduró un temperamento reflexivo. Un pintor itinerante que le hiciera un retrato mientras pernoctaba en el mundo Vasudeva, recibió el reclamo de la madre, que se negaba a pagarle por cuanto no existía parecido con la niña. Gertrude, conciente de que en lo futuro la marea iconoclasta impediría que volviera a ser retratada, terció en el litigio y le dijo a su madre: “Págale, madre, ya me pareceré”.
En plena adolescencia deja la escuela de religión y la casa de su madre, segura de que no la iban a echar en falta, y porque no encontraba en el hogar el sentido para la vida. Surgen sus grandes dudas existenciales sobre el sentido de la misma, y se percata de la discriminación que sufren los clones. Desde entonces inicia su búsqueda, motivada por un sólo principio: “estamos en el mundo para servir a la humanidad”.

Como estudiante, se destacó por sus ensayos sobre historicidad en las singularidades hiper gravitatorias del espacio. El famoso teólogo Teodoro Salicílico, más conocido en los anales de la historia como “Finalín”, de la Universidad planetaria de Ganges la escoge para ser su asistente de cátedra, a pesar de sus atuendos alborotadores, de su esencia clónica y atea, lo cual no deja de ser impresionante.
Tratándose de un clon tenso y pasional, así como totalmente racionalista y ateo, latía, de manera extravagante en el fondo de su corazón, la semilla de la generosidad y de servicio al humano que, irónicamente, lo marginaba. No es de extrañar que decidiera enlistarse en la Cruz Roja como enfermera durante los cruentos episodios del II cisma. Durante esos años pierde contacto con su madre y sus hermanas clonadas. Testigos cercanos confirman sus reflexiones profundas: “¿Es uno realmente dueño de ese conjunto de actividades e intercambios energéticos y de información conocido como vida? Cuando la conflagración termine, si es que vivo, ¿podré pensar de nuevo en mis asuntos personales, si los que están en las trincheras tienen que sufrir calamidades, porqué he de ser yo una privilegiada?”

No cabe duda que toda su conducta revela que, si bien no reconocía a Dios –según las bulas pontificias vigentes-, el hallazgo de un alma buena en un clon la volvió solidaria con el humano transgresor. Todo el mundo la quería. Dios ya estaba preparando su alma para un día reinar en ella.
El Momento de la Conversión
En el año 7913, dos años después de la gran conflagración universal que abarcara más de 100 cuadrantes y unos 900 sistemas planetarios independientes, tras la muerte de un amigo muy cercano, Gertrude decide acompañar y confortar a la viuda, Eduviges Portocarrero. La muerte le causaba siempre una desolación interior muy grande, porque le hacía sentir la urgencia de dar respuesta a los grandes interrogantes de la vida. Gertrude pensaba que se iba a encontrar con una mujer desconsolada y deshecha por el vacío. Nada sería capaz de llenar su alma, ni de calmar su deseo de una verdad más profunda, más completa.
Fue un gran impacto para ella encontrar que su amiga, no sólo no estaba desconsolada, sino que tenía una gran paz y fe en el Pantocrátor. Viéndola, Gertrude deseó conocer la fuente de esa paz. Mientras estaba en casa de la viuda, tuvo acceso a la biografía de quien pasaría a ser su maestra de vida interior y Madre Fundadora, Santa Holanda Clit. Una vez que lo lee, Gertrude no puede soltar el libro y pasa la noche leyendo hasta terminarlo, tratando de asimilar la asombrosa proximidad que media entre la santidad y la profanación del cuerpo. Intelectual y lógica como era, Gertrude leía y analizaba cada página hasta que finalmente su raciocinio se sometió a la gracia haciéndola pronunciar estas palabras desde su corazón clonado: “ésta es la plena”.
Años más tarde, Gertrude encuentra a Teodoro Salicílico convertido en sacerdote itinerante de la orden Bautistas de Simeón, que predica en el mundo Tlön. Escucha su ritual y entonces le comunica su deseo de ser bautizada. El sacerdote asombrado le dice: “Pero si ayer no más te vi por Cantaforte, echa una locura, casi desnuda y seduciendo a todo cristiano que se cruzaba por tu camino”. “Mis hermanas clones” se dijo. “Tengo que hacer algo por ellas. Volveré”, le dijo al sacerdote. “Pronto vas a tener 12 almas que salvar”. “Búscame en el mundo Khmer” dijo Salicílico.

Y una década después, cuando el sacerdote había olvidado la anécdota con Gertrude, le llegó la noticia, precedida por milagros y actos maravillosos, que doce mujeres, conocidas mejor como “Las Aurelianas” se acercaban al mundo Khmer. El navío que las traía aterrizó en los prados del convento y quien bajó de la nave a saludar al sacerdote era la hermana Gertrude Stein, de la Vera Cruz, según se presentó. “Habla, Finalín” díjole al cura. “¿Nos bautizas, o no?” Aún cuestionada por su pasado ateo y origen clónico, como para recibir el sacramento de iniciación en la Fe del Pantocrátor, Gertrude respondió simplemente: “No somos nada.”

“Yo sólo deseo que la muerte me encuentre en un planeta lejano, cuyas coordenadas no consten en los mapas de navegación estelar, lejos de todo trato con los que esclavizan a los clones.” Son las palabras que adornan la entrada al templete de las Hermanas Calzas, edificado en su honor en el mundo Khmer. Fue beatificada y canonizada muchos años después de su muerte, luego de comprobarse que 144 milagros, a razón de 12 por velo, eran atribuidos a “las Aurelianas”.