L4 Asteroides Troyanos, Sector griego

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Se infiere que el artista se deja llevar por una imaginación desaforada o que reniega de la exactitud histórica —actitud novelera y muy en boga entre los historiadores de entonces, para quienes los datos de población, los registros de pestes, accidentes,  o de las distancias y tiempos que había que invertir para viajar entre dos o más mundos,  únicamente debían servir para asombrar al público o para estimular los viajes de turismo—. En estas láminas el artista replantea el  tema del desguazadero situado entre los mundos troyanos (el mentado “Riachuelo” de los cronistas), como si este fuese un fluir perpetuo de agua cristalina serpenteando entre desfiladeros y montañas. El artista, muy influenciado por la escuela calistiana de paisajistas, cuyo leit motiv consistía en reducir las dimensiones cósmicas como asunto necesario acorde con los cánones de su escuela, aproxima en forma dramática los asteroides entre sí;  por tanto, la perspectiva es meramente ilustrativa y ni la cromática ni la profusión de cráteres en sus superficies tienen que ver con la realidad.

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Visitas recientes al sector de los Asteroides Troyanos exigen una re lectura de la historia y hasta una nueva interpretación. Y de ser acertadas estas proposiciones, tal vez la imagen de la ilustración no sea del todo falsa. Consideremos: después de dos siglos de luchar contra las adversidades que significa “estar” en los puntos de libración, parece que los “ciudadanos de los Coros de Troya” crearon “ligaduras” efectivas y prácticas entre asteroides vecinos, y habrían desarrollado los principios de una tecnología de rotaciones participativas y de momentos angulares coherentes, lo que les habría permitido mantenerse relativamente próximos a sus inéditas fuentes de agua… Nos referimos, por supuesto, a los míticos asteroides “Pontus menor” y “Pontus mayor” relacionados al duplo asteroide de Héctor en una coincidencia tan espectacular como audaz.

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Como se sabe, el “riachuelo” no era otra cosa que gasas de grafeno eslabonadas y superpuestas y donde quedaban atrapados los vehículos dados de baja, desguazados y considerados inservibles para el Directorio de la Autoridad de los Mundos Solares establecido en la Luna terrestre. Esta, muy caritativamente, disfrazaba con buena voluntad el gesto de enviarlos hacia los puntos de libración de Júpiter, donde los troyanos administraban lo que en realidad era el más inconmensurable basurero de chatarra espacial.

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Lectura pendiente VI OTRO FUNES, por Asimov

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Borges, en su libro “Artificios” de 1944 cuenta la deprimente pero fantástica historia de Ireneo Funes, afortunada víctima de la soberbia de la memoria total. Narra Borges: “Al caer, perdió el conocimiento; cuando lo recobró, el presente era casi intolerable de tan rico y tan nítido… Poco después averiguó que estaba tullido. El hecho apenas le interesó… Nosotros, de un vistazo, percibimos tres copas en una mesa; Funes todos los vástagos y racimos y frutos que comprende una parra. Sabía las formas de las nubes australes del amanecer del treinta de abril de mil ochocientos ochenta y dos y podía compararlas en el recuerdo con las vetas de un libro en pasta española que sólo había mirado una vez y con las líneas de espuma que un remo levantó en el Río Negro… Podía reconstruir todos los sueños, todos los entresueños. Dos o tres veces había reconstruido un día entero; no había dudado nunca, pero cada reconstrucción había requerido un día entero… No sé cuántas estrellas veía en el cielo.

38 años después Asimov publica “Que no sepan que recuerdas” (Lest we remember), que trata de un sujeto que, gracias a un experimento, puede recordarlo todo. La comprensión del fenómeno mnemotécnico tanto en Borges como en Asimov es muy semejante. Prefiero creer que Asimov no leyó a Borges, y si lo leyó, le caló un ingrediente notabilísimo y que evita la depresión a la que sería proclive la historia de no ser: por una mujer.

Misógino el uno (Borges), machista el otro (Asimov), el protagonismo femenino en ambos es deplorable. ¿Cuántas mujeres aparecen en los relatos de Borges? ¿Emma Zuns, Beatriz Elena Viterbo (la de El Aleph)? ¡Estela Canto, o Silvina Ocampo!; estas dos no como protagonistas, sino como personas a quienes dedica alguno de sus cuentos.

Las mujeres en los relatos de Asimov son más abundantes pero infamemente bobas y eternas amas de casa, a pesar de ser ciudadanas de Trántor, o de alguna de sus provincias en el borde de la espiral galáctica. Hay dos o tres que se destacan, y entre esas aparece Susan Collins, la novia de John Heath, el FUNES asimoviano. De este, Asimov dice:

“El problema con John Heath, en lo que a John Heath se refiere, era su absoluta mediocridad”.

La pareja se casará en dos semanas; ella, lógicamente, tiene mejores ingresos que los de John y cae en trances frecuentes de “cariñosa exasperación” en los tratos diarios con su pareja. Pero este, quien  finalmente accede a que “Quantum Pharmaceutical” pruebe en él una suerte de desinhibidor mnemónico, no es un tullido postrado en un catre como el enigmático Ireneo Funes. No: es un tipo absolutamente común y corriente que va de su casa al trabajo, que tiene un jefe campechano que le hace bromas, más otros compañeros de trabajo jerárquicamente superiores a él y los inevitables súper jefes. Delante de uno de ellos descubre que la poción mnemónica “funciona” y ya con Susan no pierde oportunidad de alardear de su nuevo status mental:

“… Creo que puedo recordar todo lo que he oído en toda mi vida. Es una cuestión de memoria. Por ejemplo, cita algún pasaje de Shakespeare.

“—Ser o no ser.

“John la miró, ofendido.

“—No seas tonta. Bueno, no importa. La cosa es que si tú me recitas cualquier verso, puedo seguir hasta donde quieras. Leí alguna obra para la clase de Literatura inglesa en la Facultad, y lo recuerdo todo. Lo he probado. Y es como un chorro…”

Ya en su oficina la eficiencia de John, previsiblemente, se ha multiplicado, pero como lo pudo notar Ross, el rudo pero cordial jefe inmediato de John, no había sector de las oficinas de Quantum Pharmaceutical donde este dejara de ensayar su prodigiosa capacidad de recordarlo todo. Pero su jefe no era de esos que se dejan amilanar por un sabelotodo emergente: lo confronta, lo amenaza, lo echa del puesto (y no muy amablemente). John, muy circunspecto y sin alterarse contraataca de manera contundente, y se va muy orondo con su puesto intacto, pero con el odio visceral de Ross… Y pronto se lanza al ataque en otros niveles de la compañía, ocupados por gente básicamente olvidadiza, que no correlaciona adecuadamente sus recuerdos, que pierde eficiencia, que no mira más allá de sus narices… Felizmente John cuenta con Susan.

En una conspiración de todos los jefes departamentales contra su cerebral sedición, John está rodeado por mucha gente, el plan consiste en volverlo a su situación anterior, bloquear el desinhibidor mnemónico, lo tienen acorralado, muerto de miedo en una esquina, con la hipodérmica en sus manos, ¡hasta que llega Susan!

Susan providencial… teje sus tretas  en beneficio de ellos, como pareja, y todo muy legalmente.

“—Déjame que te sermonee un minuto —dice Susan— para que no vuelvas a olvidarte. Te lanzaste a cambiar las cosas demasiado de prisa, demasiado abiertamente y sin tener en cuenta para nada la posible reacción violenta de los otros. Tú lo recordabas todo, pero lo confundiste con la inteligencia. Si hubieras tenido a alguien realmente inteligente para guiarte…

“—Te necesitaba Sue…

“—Pero ya me tienes Johnny.”

Ya saben: no es lo mismo memoria que inteligencia.

¿Otras exploraciones literarias  en estos campos del recuerdo? Los hombres-libro de “Fahrenheit 451” de Bradbury, y toda esa lista que Ireneo Funes le recita a Borges desde su catre. ¿Mis exploraciones? ¡Desde luego! En “Cuídate de las Coriolis de agosto” la poción de “Glucosa filo-mnemónica garantiza evocar fielmente todos tus recuerdos. Advertencia: el exceso de glucosa está emparentado con la diabetes.

“Compadre” CF

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“He viajado al siglo XVII, Compadre, y he buscado las botellas de Jerez.

Puse proa frente a Cadiz, compadre, y hurgué entre las naves y sus grandes casas.

Para nada.

Más yo pienso que fui engañado, compadre, y ya no tengo créditos pa´ responder,

Ay que me muero, compadre, créame, si todo se dio en engaños…”

 

—¿Y su marido murió?

—¡Murió, desolado, créame!

—¡Cuánto lo siento!, pero ¿qué espera usted de CronoTravel?

—Negociar.

—Señora, ¿no me ve? Estoy ocupadísimo… ¿Por qué habría de interesarme?

—Por los impuestos —dijo la mujer, sin dramatizar—.  ¡Pero no palidezca, varón! Ya sé que suena injusto, pero estoy enterada: van a gravarle una tasa de incremento geométrico por cada año que remonten desde el pasado… Y hay ochocientos cuarenta años, casi un milenio,  hasta el año que visitó mi marido. Solo que —dijo la mujer, tragando amargo—: él simplemente murió…  Y su seguro de vida no cubre esa inversión de viajar ocho centurias para más de encontrar un buen trago que beber.

—Señora…

—Pero si establecemos tres hitos, uno hace doce años, otro hace cinco y otro hace tres, yo le garantizo una promoción irresistible. Al volver tendremos el Jerez Gran Reserva, el Reserva y el Solera, todos a la venta, desde los grandes centros de acopio de los agujeros de gusano, hasta en los mercados y abacerías más modestos de la vieja Tierra. Ganará muchos créditos, estimado señor, y olvidará esa blanca palidez.

—¿Nuestro porcentaje?

—33%

—No me haga reír, ¿y el saldo?

—34% es mío.

—¡No me diga! ¿Y el otro 33?

—¡Del compadre!

Los fondos concursables y yo

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Nunca he ganado uno, para variar.

La primera ocasión que participé muy ecuatorianamente, es decir a última hora, hice lo que sé hacer: una propuesta, unos objetivos, que los generales, que los particulares, una justificación del tema (era una puesta en escena artísticamente multidisciplinaria: “Los dioses también cantan boleros”), “sucedía” la trama en la Provincia de Santa Elena (esta es una de las pocas veces que reniego de que ahora la Península sea provincia: mis mejores imaginaciones se anclan por allá). No me percaté que había unos protocolos que cumplir, que había que llenar unas formas y todo lo demás. Naturalmente responsabilicé a esa “pequeña falla” mi no selección.

El año pasado participamos con mi compadre Joaquín Serrano en una propuesta bellísima de arte pictórico hacia y desde los poblados costeños. Y no fuimos favorecidos.

Este año mí compadre andaba en proyectos propios y yo estaba entre la creación de una obra (unos cuentos de CF) o —se me ocurrió también a última hora—: generar el V Encuentro Internacional de Narrativa de CF “desde el Ecuador planetario”. Parecía irresistible. Llevábamos cuatro encuentros, este debía ser el quinto.  De los aborígenes concertados, deberían respaldar Clarita Medina en RRPP, el Iván Rodrigo -que es muestro historiador de CF-, Roberto Cevallos; y los escritores Santiago Páez, JD Santibáñez, Jorge Val Miño, Leonardo Wild, Eduardo Villacís, entre otros;  todos pensados, no todos consultados.  De los extranjeros el único con el que hablé fue con mi pana Yoss, porque el hombre tiene hoy tal fama, que hay que arrejuntarlo contra el calendario para darle pista en nuestros aeropuertos. Nada dije a los otros para no entusiasmarlos. Pero ahora no importa, nada te dije Su (Susana Sussmann), le dije al Beff, que le hubiera encantado venir en familia (le canté la plena, desde luego), nada le dije al Néstor Darío Figueiras, ni a sus supuestos acompañantes, el poeta César Ayra y Laura Ponce, ni al Iván Prado, de Bolivia. Consideré que era buena fecha fines de enero pues aún estaría en vigor el año lectivo, y aún quedaban algunas semanas antes de la jornada electoral; y pregunté por los pasajes y si  fines de enero, era  considerada época alta, media o baja. Fue presupuestado. Averigüé por los hoteles, por el traslado, por la jama. Fue presupuestado. Por los gastos de difusión, por la impresión de libros, habladores, “flyers”, etc. Hasta el etcétera fue presupuestado. La propuesta incluía una nueva antología de cuentos largos de CF ecuatoriana… Y que las universidades y que los colegios, y que los clubes de lectura, que las poblaciones de la provincia…Todo fue presupuestado. ¡Y nada! Casi sufro una crisis de alferecía cuando supe del terrible desenlace.

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II encuentro de narrativa CF, en Casa Grande, con Susana Sussmann, Néstor Darío Figueiras y Carlos Tutiven

¿Qué paso? ¿Qué no puse? ¿A dónde se fueron mis dotes de encantador, de persuasivo, de seductor?

Algunos panas me dan respuestas basadas en experiencias previas, en la parcería entre los de siempre con otros que también han sabido ser de siempre. Y recordé cierta ocasión, cuando asistí a la rendición de cuentas de la gestión del Min Cultura de 2014 si la mente no me traiciona (tengo una mente cada día más traidora, pero eso cae en la competencia de la salud) y efectivamente en el rango del patrimonio la inversión era interesante. Y como soy mal pensado retuve en la mente el total, comparé con los datos que fluían del vocero sobre la inversión en la Sierra Norte y central, y resulta que la inversión era del 70% del total. La división fue mental (en eso trabaja muy bien, la infame) pero cabe que no fuese el 70 sino el 60, o sino el 50… Igual, como que la distribución NO es igualitaria. Pero pensemos ahora en mi ciudad y en Quito. Camino por, no digo el centro histórico, por la 10 de agosto… ¿Cuántas casas patrimoniales puedo contar a lo largo de unas 10 cuadras. Hago el mismo ejercicio en Guayaquil… ¿Para comenzar, por dónde? Digamos la 9 de Octubre. ¿En cuánto queda la relación de bienes muebles patrimoniales? ¿2 a 1, 3 a 1, 4 a 1, 10 a 1? Ahora bien, para mí es natural que la inversión deba tener cierta concentración; ¡después de todo Guayaquil se nos quemó como cuatro veces!  Lo que no es natural, y que no me cuadra, es que la destreza del carpintero de ribera esté virtualmente perdida en la costa ecuatoriana; a tan pocos les ha importado que no haya un solo proyecto de salvataje de esos conocimientos de ancestralidad, como dicen ahora.

Pero andamos con los fondos concursables. De eso se trata.

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IV encuentro de narrativa CF, en la FIL de Quito 2014

La primera duda: ¿y se repartió el dinero tal como estaba previsto? SÍ. Hasta creo que se ha dado de más. Si mis números no han fallado, y una vez revisado el veredicto, resulta que en Guayaquil se repartió algo más de 150 mil dólares versus 140 mil, que era lo estipulado en el programa. Como provincia estábamos embarcados con cuatro provincias más para un fondo de 160 mil. No sé cuál será el criterio de reparto entre estas 5 provincias así que no me quedó otra que dividir para 5, lo cual implica que debieron darnos unos 30 mil, pero recibimos ¡un poco más de 100 mil! Que reclamen los otros.

¿Quiénes recibieron? En lo mío: que esta vez fue literatura. ¿Cómo no me va a alegrar que el “conde” Martillo, que detesta hablar de Literatura —porque prefiere hablar en verso— pueda crear poesía como sólo él lo hace? No creo que su selección se afiance en algo distinto. Está Jorge Osinaga, que es uno de los más ácidos y divertidos críticos del régimen (y que, por cierto me ha eliminado de sus contactos -aquí: un emoticón triste-), en cuya  no hay favoritismo que pese y que se lleva el fondo de lo buena que es su propuesta.  Y fuera ya de mi provincia, me alegra por ejemplo, lo del “Pato” Montaleza, yo sé por todo lo que debe pasar para que su festival siga con vida.

Y también están unos de siempre… Sus propuestas implican eso que se llama continuidad, que es muy bueno, y que no se debe confundir con continuismo, pero que debiera admitir cierta alternancia, por favor; otros seguramente se saben “la receta” para postular bien, llenar formatos y todos esos protocolos que, así nos duela, son de uso corriente en todas partes del mundo; y/o habrá otros que son bendecidos por el inefable espíritu de las musas.

A mis panas de la CF, ¿qué les digo? Que siempre nos damos modos para saber en qué andamos. Hace unos lustros, cuando recién nos dio por narrar en CF, a propósito de un concurso nacional de novela, la CF fue ninguneada porque “no se ajustaba a la tradición literaria del Ecuador”, según me contó un miembro del jurado. Pero todo lo que he publicado fue premiado en certámenes que NO eran de CF específicamente. Por hoy, no me interesa saber quiénes hicieron de jurados en estos fondos concursables, pero eso sí: no tienen idea de lo que se pierde Guayaquil , algunos poblados de la provincia, y buena parte de su gente.

Mis películas de CF, incluyendo chicas

Mis primeros contactos con la CF, que pasaron por el cómic y el cine, se dieron gracias a mis papás. En un recuerdo favorito papá me  lleva  rumbo al cine y habla que te habla del príncipe Barín y de “Ming, del planeta Mongo”, película que recordaba emocionado y que debió considerar fundamental para mi formación. Con el pasar de los años, y cada cual en su caleta, dejamos de ir juntos al cine, aunque la culpa de aquello se lo atribuyo a “Barbarella” y a su inusitada intromisión en nuestros asuntos internos. (Desde entonces ir por mí cuenta al cine fue toda una revelación)

Esta lista es una selección personal y cronológica de lo mejor del género que haya visto. Dada mi juventud, ustedes no pueden ni deben pensar que las vi cronológicamente. Así que eso queda aclarado. Este método de abordar mis filmes es sencillo: título, año, director y fuente de inspiración. Y luego una reseña breve y poco técnica, para seros franco. No hablo de los efectos especiales porque es una desgracia que alguien arribe y zarpe de un filme sin ver nada más que el trucaje. Y resalto la presencia femenina, que no siempre es protagónica, ya que su rol es básicamente voluptuoso… Asunto que ha evolucionado positivamente porque desde Barbarella a esta parte las chicas son más listas —lo cual no debe sorprender—, toda vez que el ADN mitocondrial revela que ellas existieron antes que los machos de la especie.

  1. “De la Tierra a la Luna”, 1902, de George Mélies.

Primerísima película de CF, no solo porque  ciencia y  tecnología son protagonistas por derecho propio, sino porque producciones posteriores, ya enmarcadas en el género, se deslizaron con regalada facilidad al campo de la “acción”, sacrificando las contribuciones que este filme hizo al pensamiento, sobre todo a nivel popular. Notable que las chicas del filme, todas con cinturita y buen trasero, no pasen de coristas animadoras.

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  1. “Metrópolis”, 1927, de Fritz Lang

Difícil tarea resumir los motivos, el encanto, la emoción que este film aún induce; cada aspecto demanda reseña y comentario: para diseñadores, he allí concepto gráfico,  arquitectura y urbanismo; quienes persiguen la precisión estética verán una visualización  depurada del expresionismo;  el argumento libertario, inspirado en la dinámica lucha de clases, es transmitido de manera cabal y con una carga innegable (y femenina) de propaganda a favor de una sociedad justa.  Verla fue fascinante.  Pregunto: ¿No son las chicas Soroyama, versiones del Robot de Metrópolis?

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  1. “Flash Gordon”, 1936, Frederick Stephani

Flash Gordon es hijo de un cómic. Pero su traslado del dibujo al cine significó un sacrificio estético casi brutal. Años después de la II Guerra, cuando papá me llevó a ver el primer episodio en el cine, me pareció espantosamente bochornoso ver la nave de Hans Zarkov cruzando los espacios como una tetera con agua hirviendo. Y extrañé a la sentimental Dale Arden y a la desinhibida princesa Alura, que en el cómic pasaban ensoñadoramente destapadas.

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  1. “La máquina del tiempo”, 1960, de George Pal, sobre la novela de HG Wells.

(Otra vez con papá) Como las películas tardaban hasta  tres años en llegar al país, calculo que tendría nueve años cuando la vimos; edad perfecta para comenzar a viajar por el tiempo… en una poltrona victoriana, mientras mobiliarios y maniquíes pasaban de moda segundo tras segundo, y mientras  el día y la noche se deslizaban a toda velocidad por las paredes…  Weena (Ivette Mimieux), inolvidable y desamparada, surge del futuro con muslos de encanto. Del “remake” de 2002, ni hablar.

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  1. “La décima víctima”, 1965, de Elio Petri, sobre la novela de Robert Sheckeley.

Esta cinta tiene un argumento que hoy se remeda en filmes neofascistas y post apocalípticos donde se consagra la violencia; en el filme unos sujetos seleccionados deben cazarse mutuamente  y sobrevivir en torneos a muerte. La aparición de Úrsula Andres comenzó  ser cataclísmica por esos años.

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6. “Fahrenheit 451”, 1966, de Francoise Truffaut, filme basado en la novela de Ray Bradbury.

Los libros están prohibidos, y surgen los “hombres-libro”, cuya meta es memorizar uno… Fahrenheit 451 es la temperatura a la que los libros se consumen debido al peligro social que representan. El lado flaco de esta distopía es que, actualmente, la población se halla en un estado cultural tan reaccionario que no es necesaria tal prohibición. Julie Christie ES el filme.

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        7. “Barbarella”, 1967, Roger Vadim.

Contraparte erotizada de Flash Gordon. Como aquél, Barbarella emerge del cómic; y como aquél, va de mundo en mundo…  erotizando la galaxia. En la cinta no hay lugar para propuestas  de anticipación ni para inquietantes reflexiones  post tecnológicas. ¡Ah! ¡Pero cómo pesó en la juventud de entonces! Es ése delirio por Jane Fonda lo que me impele a reconocer la cinta como de CF, y por iluminar reverenciados episodios de mi adolescencia.

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  1. “2001, una odisea del espacio”, 1968, de Stanley Kubrick, tomando como base relatos de Arthur C. Clarke.

Arribamos por fin a una cinta de CF en pleno ejercicio de un lenguaje cinematográfico deslumbrante: de gran realismo científico, exacta en recursos visuales, con efectos especiales portentosos, de propuestas filosóficas y científicas revolucionarias, de visiones prácticas del espacio como fuente de recursos y misterios; es —sin embargo— extrañamente mezquina con el protagonismo femenino.  Exceptuando: (1) la azafata de Pan American, elegante y gentil con el doctor Floyd;  (2) la cosmonauta soviética que, en la estación espacial, comenta sobre las investigaciones de su marido en el Báltico; y (3) la hija de Floyd que cumple años y que habla con su padre por videófono. Durante décadas la tecnología sigue en deuda con las expectativas del filme: hoy no existen estaciones espaciales de gravedad inducida, no hay colonias lunares, ni los computadores leen los labios o deciden por su cuenta y riesgo qué será lo mejor para todos.

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  1. “El Edicto”, 1972, de Michael Campus

Drama post-apocalíptico que preludia métodos extremos de control natal. Un edicto ordena que durante 30 años no haya nacimientos. El poder controla que no se den alumbramientos clandestinos. El filme no se presta para sensuales muñecas artilladas, y Geraldine Chaplin comunica con verismo inquietante, para l época, un mundo que se subleva contra la represión del instinto más arraigado en la humanidad: ¡tener prole!

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1973 ofreció dos filmes futuristas colocados en antípodas teatrales: el drama y el humor.

  1. “Cuando el destino nos alcance”, de Richard Fleischer, sobre una novela de Harry Harrison.

En un mundo sobrepoblado los recursos merman, pero se da el lanzamiento de Soylent Green, una galleta a base de plancton que suple cómodamente  la alimentación agropecuaria.  Protestas y saqueos son cotidianos. La autoridad captura por miles a los descontentos que protestan en las calles… Luego “desaparecen” hasta que un policía descubre que el afamado Soylent Green proviene de los cadáveres de la población apresada. La fémina (Leigh Taylor Young  preciosa, de ataque) pertenece a una élite que consume cárnicos, una que otra verdura, y que forma parte del “mobiliario” de su señor.

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  1. “El Dormilón”, de Woody Allen.

Divertida sátira social y de la sexualidad banalizada. A través de un hombre que despierta después de doscientos años, los temas recurrentes en Allen —el sexo, la muerte—, son administrados con el rigor de la distancia que da lo futuro en escenas realmente graciosas. Allen aborda también “asuntos políticos”: de un atentado contra el dictador, sólo recuperan su nariz, la misma que es cuidada con esmero para clonarlo de sus células. Entre Diane Keaton y el orgasmatrón, la flaca se lleva nuestro embeleso.

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  1. “Alien, el octavo pasajero”, 1979, de Ridley Scott

Cinta de terror; y que tiene —ya era hora— de protagonista principal una mujer: la teniente Ripley del navío “Nostromo”. El filme plantea la posibilidad de vida extraterrestre y su estrategia de supervivencia y procreación infalibles, pues se filtra en la nave mientras uno de sus astronautas lo incuba, sin saberlo. La cinta tuvo varias secuelas donde vemos envejecer a Ripley. El tenebroso concepto gráfico de la cinta es de Giger.

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1984 fue un año notable en filmes de CF. Reseño tres: “Blade Runner” de Ridley Scott, “2010”, de Peter Hyams, y “Dune”, de David Lynch.

  1. “Blade Runner” está basada en una historia sugestiva de Phillip K Dick: “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”

Unos “replicantes”, criaturas artificiales a plazo fijo, diseñadas para tareas riesgosas en colonias espaciales, han escapado y no quieren morir. La historia transcurre en 2019 (lo cual nos enfrenta a una situación odiosa: ¿cuánto tarda en alcvanzarnos el futuro de la CF? Opino que tal futuro nunca debiera estar a menos de medio siglo).

Pionera del Cyberpunk, cuenta con varias ediciones del director, quien jamás quedó conforme con el sesgo comercial del filme. ¿Las chicas? Sean Young bella, embutida en un rostro “vintage”; ni se diga de la ternura que induce la violentísima Daryl Hanna. No olvidar la espléndida tarea de Syd Mead, ilustrador futurista de primera.

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  1. “Dune”, de David Lynch, basada en las novelas de Frank Herbert.

Shaddam IV de la Casa Corrino, mediocre y taimado emperador, es custodio oficial de la Melange, la sustancia más rara y costosa del universo. Droga/especia que potencia visiones del futuro, que permite a los Navegantes de la Cofradía conducir sus naves a través de los pliegues del espacio…  ¡Sólo existe en Arrakis!, el planeta-desierto (Dune). Entre las dunas de Arrakis moran las tribus Fremen y  gigantescos gusanos de arena.  A la Casa Atreides, le ha sido concesionada la producción de la Melange… Tal vez las actuaciones no sean convincentes, más las intrigas, el pulular de facciones, lealtades y conspiraciones; más paisaje, música y atuendos, todo hace de DUNE un filme espectacular. Destacan féminas hermosas:  Dama Jessica, bruja de la hermandad Bene Geserit (Francesca Annis), Chani (Sean Young) , amante Fremen de Paul  Atreides, la princesa Irulán (Virginia Madsen), Silvana Mangano como la reverenda Madre Ramallo… La historia de Dune sucede a miles de años en el futuro, como debe ser.

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  1. “2010” u “Odisea 2”, de Peter Hyams, basada en la novela de Arthur C. Clarke.

Es imposible sustraerse de una secuela de esa talla. Menos ambiciosa que su predecesora, esta es un alegato pacifista en todo regla, cuando aún existía la URSS como potencia mundial. Peter Hyams, excelente fotógrafo, dirige el filme e incorpora imágenes que la nave Voyager envía desde el sistema joviano y que, entre otras maravillas, ofrece vistas de  ¡volcanes activos en Io! En esos predios  está la nave Discover (“2001”). Como la URSS lleva la delantera en la incorporación de mujeres en todo su aparato laboral, militar y científico, allí va la comandante de la nave “Leonov”, interpretada por Helen Mirren. Hay otra cosmonauta de rasgos orientales… ¡y basta de chicas!

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  1. “Volver al futuro”, 1985 de Robert Zemeckis

Se trata de una de las cintas más divertidas donde Zemeckis resume sus obsesiones por la historia de la cultura popular de los Estados Unidos, con sencilla brillantez. El abstruso tema de viajar por el tiempo y de confrontar paradojas al toparse con antepasados o descendientes, es abordado por el “Doc” Emmet Brown con asombrosa naturalidad. Con respecto al aporte femenino: un buen argumento es capaz de mantener correctamente vestidas a las chicas.

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  1. “12 monos”, 1993, de Terry Gilliam

Extraño thriller de un viajero en el tiempo cuya misión es descubrir qué sucedió en el pasado para haber merecido un presente tan miserable (debido a un virus mortal, los humanos de su tiempo viven bajo tierra). La presencia de Madeleine Stowe, como la doctora  Railly, constituye para el protagonista la única posibilidad de comprensión en un pasado más cruel y convulso que su propio tiempo. ¿Cuál es el atractivo de los viajes en el tiempo? Un hecho: la multiplicación de efectos antes que las causas de los mismos lleguen a suceder; es, por tanto, una forma de la tragedia más fatal y perversa que la que sufren los indígenas de tiempo lineal.

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  1. “Minority report”, 2002, de Steven Spielberg, basada en un relato de Phillip K Dick.

En un estanque hay tres sujetos sumergidos en un fluido sedante. Sus nombres resultan familiares para todo lector de policíacos. Hay un Arthur, una Ágata y un Dash; y de los tres, Ágata  es la más sensible en su prodigioso don de anticiparse al cometimiento de un crimen… Una articulación ideal con la policía da resultados sociales contundentes: el delito desaparece y las “cárceles” se llenan de sujetos en vida supendida pues, legalmente, no hay culpa en un proto-contraventor pre-visualizado. ¿Puede el cuerpo social resistir esta regulación? ¿Qué hay si los predictores se equivocan… y si sucede, qué pasa con la culpa y la pena que genera?

Pocas chicas, aparte de Ágata y la esposa del policía, y en papeles secundarios.

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  1. “Looper”, 2012, de Rian Johnson

En 2074 se inventa el viaje por el tiempo, que es rápidamente copado por mafias que eliminan a sus enemigos enviándolos 30 años atrás, donde son asesinados por “Loopers”. 2044 es un año signado por severos problemas económicos y por la propagación de mutaciones que confieren extraños poderes. Un mutante de 2044, en 2074 (“Hacedor de lluvias”) dominará las operaciones de viajes del tiempo y enviará a ex – loopers  a ser asesinados por sus réplicas del ayer… Uno de ellos evade a su YO de 2044 en busca del “Hacedor” cuando era de 8 años. ¿Será posible matar a un niño en aras de un porvenir diferente, o habrá otros modos de cambiar la historia? ¿Emily Blunt?, inmejorable.

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  1. “Predestination”, 2014, de Peter y Michael Spiering, sobre un texto de Robert Heinlein.

Esta historia es difícil de reseñar; lo he intentado y nadie entiende ni  queda persuadido de verla. Digamos que se trata del tiempo y sus viajeros, digamos que me recuerda a la serpiente que muerde su cola, digamos que la cadena efecto-causa está destinada a crear una paradoja viciosa que, a su vez, me recuerda a Borges citando a Sherezada en la noche que decide contar su vida… hasta que regresa al momento de contarla otra y otra y otra vez. ¿Qué les parece? Bueno, quedan los actores: Ethan Hawke convincente, Sarah Snook impecable.

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  1. “Interstellar”, 2014, Cristopher Nolan

Comparemos este filme con el más conspicuo de los filmes de CF… ¿Con 2001? Pues sí, listo. Interstellar responde  a muchos de los misterios que 2001 planteara. Lo dice su propuesta filosófica, social, tecnológica; lo dice el relato, los efectos especiales… y las muchachas. ¡Es sorprendente que ya no se hable de esta cinta! O de sus chicas. Quiero entrañablemente, y en su orden: a la pequeña e incomprendida Murphy (Makenzie Foy), a la Murphy tenaz  (Jessica Chastain), a la flaca Hathaway, y naturalmente a la Murphy anciana, cuyas piernas solían arrancar suspiros (Ellen Burstyn).                                                               Interstellar-Cooper-Murph               interstellar3

  1. “El Marciano”, 2015, Ridley Scott, sobre la novela de Andy Weir.

Bueno, Ridley ha pasado —y con largueza— la evaluación SENESCYT para  CF: Alien, Blade Runner, Prometeo, y ahora El Marciano.

La cinta es científicamente sólida, con excelentes incrustaciones de suspenso. Marte ha inducido en la especie humana decenas de leyendas… Esta cinta dice: la realidad es más económica y atroz. Las chicas aparecen preocupadas, profesionales, fugaces. Para muchos el filme es demasiado optimista, pero de lo contrario no pasaría de la media hora.

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Historia de mi CF (“La zorra del Aire”)

(A falta de reseñas, de críticos y de lectores)

Zorra 1

“La zorra del aire” nació a comienzo de los 90 como “Parásitos”. Es la única zorra que, en todos estos años, ha sido incapaz de lucrar por dejarse ver el culo, entre otras cosas porque su dueño no puso mucho empeño en hacer realidad ese espectáculo. Por esa época ya conocía a Esquilo Morán, que me presentó a mi compadre Joaquín Serrano y con quienes emprendimos la tarea de hacer un cómic. Escribí el guión, Joaquín diseñó los personajes y el concepto (de gozoso influjo Crepaxiano), mientras el compadre Esquilo buscaba productores. El  argumento de “La zorra del aire” –pensamos–  venía de perlas. Hasta nos hicieron un reportaje en el diario Hoy (14 de diciembre de 1992) donde aparecemos mozos el Joaco y yo.

Reportaje

Después de 12 años Quimera editores publicó “Cuídate de las Coriolis de agosto”, entre cuyos cuentos figura la dichosa Zorra convertida en prosa, con ilustraciones del suscrito. En diciembre de 2011 Laura Ponce (editorial Ayarmanot, Argentina), y su revista “Próxima”, publicó el cuento en “Próxima” con un par de ilustraciones mías también.

Pero la semana pasada Jorge Valentín Miño  (jvalmino.blogspot.com) me embarcó en una lectura muy al caso…  Un artículo de Luis Arbaiza: Exo-gnoseología (http://luisarbaizaescalante.blogspot.pe/2014/07/como-pensara-un-extraterrestre.html), ¡para que se piquen de mis lecturas! Con alcances más modestos, mis desafíos al escribir “La zorra del aire” tenían lo suyo… Para que nuestro ET no llegara a un suburbio californiano, había que hacerlo llegar al sitio más conspicuo de nuestro planeta que arbitrariamente ubiqué… ¡En el ecuador planetario! Aterrizarlo en Guayaquil obedeció a otros sentires… Destacar nuestros suburbios (¡no faltaba más!), nuestra jerga, nuestros gustos musicales, nuestros oficios periféricos (el co-protagonista del alien es un viejo cojo y colector de cangrejos de manglar), y nuestro desenfadado erotismo…

¿A qué viene el alien? Su misión es oler… Es reunir y catalogar fragancias de toda índole. Quién sabe qué pautas evolutivas habrá tenido su especie que aquello resulta ser tan importante, que anda por la galaxia metiendo -literalmente- las narices donde no ha sido llamada. Y además tiene poderes, o capacidades asombrosas: puede adoptar el cuerpo de una criatura humana, por ejemplo; lo que implica someterse a las limitaciones que aquel mimetismo conlleva: ver como humano (el alien lamenta no “ver” en el infrarrojo), tener que comer, evacuar… y lo que no se esperaba: experimentar orgasmos.

Al comienzo de la narración, se deja entrever que el alien toma la figura de una de las docenas de chicas en pelotas con las que el cojo decora sus paredes y su imaginación. Para él, salir al vecindario con una colorada bien despachada y algo inocentona, nunca dejó de ser una prueba de fuego para su paciencia y su monogamia súbita.

El alien considera que la lengua de los humanos es poética, y si apelamos a nuestro pana Eco, quien habría afirmado que los poetas deben construir mentiras hermosas, comprenderemos mejor su tolerancia y sus aires de inocencia al comenzar a convivir con los remilgados seres humanos.

Le sorprende al alien que su criatura compañera no le dé mucha importancia al olfato para urdir estrategias de conquista amorosa, por ejemplo. Pero como su capacidad olfativa ya no es extraordinaria desde que se hizo humana, la súcuba adopta a otra especie de la Tierra para que le ayude a identificar olores, y así nuestro alien es visto a menudo, entre las abacerías del barrio del cojo, con sus tanguitas y minifaldas rojas, con un perro que hace lo que todo perro hace: oler el culo -en este caso- de los humanos y humanas del vecindario. Así el alien se enteró de la existencia de una costumbre solapada, pero muy popular entre los vecinos llamada adulterio.

Pero aquí estamos, incluyendo en este artículo algunas de las formidables ilustraciones de Joaquín Serrano. Advierto que tener potestad sobre una zorra alienígena es un oficio que gusta pero que no rinde. Tomen a este artículo como un renovado intento por promover el culo de esta zorra, antes de que venga la derecha y nos dediquemos a rezar o a consumir, que para eso es que se reza.

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Ciencia Ficción en los días de la radio

Mis días de la radio terminaron cuando a casa llegó la tía Celia con un televisor.

Y entonces el señor Spock, siempre tan oficioso, desplazó a Luis Dragón, el Conquistador del Espacio, como gran mentor de la CF de mis años proto—adolescentes.

Este personaje que, en rigor, no era otro que Flash Gordon “en cristiano”, iba acompañado de Xenia (en lugar de Dale Arden) y del profesor Moltus (en lugar de Hans Zarkov) incursionando por todos los recovecos del espacio, revelando los misterios del Planeta Verde, luchando sin tregua con malvados como el dictador Carpatos, o con esa hueste infernal de los Monstruos Flexibles, cuyo líder se enamorara perdidamente de Cenia…

Hace poco me enteré de que se trataba de una radio novela cubana, cuya audacia ficcional se habría interrumpido con la revolución, pero que dejó excelentes lecciones en los precoces cultores del género.

Por esa época (comienzos de los 60) también hizo su aparición radial “Marcianita” (original de Villota-Imperator, Los Flamingos), una muy popular canción que acá llegó en la voz de Billy Cafaro, a la que me entregué sin reservas.  Entraba Billy sin ambages:

Ignorada marcianita

La frase implicaba algunas postulaciones: las más obvias sugerían que no sólo existían los marcianos, sino que habían mujeres entre ellos, de paso ninguneadas; y sin embargo susceptibles de ser tratadas tiernamente… Y para mayor certeza:

aseguran los hombres de ciencia

que en 10 años más
tú y yo 
estaremos tan cerquita
que podremos pasear por el cielo

 y hablarnos de amor.

 

¡En diez años!

Yo que tanto te he soñado 
voy a ser el primer pasajero que viaje hasta donde estás.

En la tierra no he logrado
que lo ya conquistado

se quede conmigo no más.

¡Una declaración política, a todas luces! ¡Un plan inaudito de trasladar al espacio nuestros eternos planes -propios de una especie colonizadora-, hasta en aras del amor!  Billy entonces se esmeraba al máximo y su voz inagotable expresaba sus más caros deseos:

Quiero una chica de Marte que sea sincera,
que no se pinte, ni fume, ni sepa siquiera lo que es rock and roll

Esta declaración es comprensible ya que viene de un rockero… Que el rock es todo pero es ingrato, que el mundo del rock es de este mundo y que sería bueno que existieran otros menos decepcionantes…

Marcianita, blanca o negra
espigada, pequeña, gordita, delgada serás mi amor,

La distancia nos acerca 
y en el año 70 felices seremos los dos.

¡En sólo diez años!

¿Qué debo decir ahora? ¿Un par de lugares comunes vindicando la radio sobre lo otros medios? De acuerdo: “También la CF tuvo en la radio una vida tan imaginativa y estimulante como en el cómic, en el cine o en la TV.  

(Hay una versión de Celia Cruz con la sonora Matancera, donde un marcianito reemplaza a la marcianita.)

Poesía de Ciencia Ficción

Bagre1
Pudo ser el tema “CF en la poesía”, pero no he explorado esas lecturas. Alguna vez he propuesto la idea de incorporar el género en sus creaciones a varios amigos poetas que, gentilmente declinaron hacerse cargo de ese navío. Este texto presenta una sección interesante de la ciencia ficción cubana.
Del libro “Solo en su mente”, del cubano Bruno Henríquez, científico especializado en física ambiental, he aquí unos versos con incrustaciones formidables del género, y que comparto con vosotros.
Ovnis

Vienen
siempre
resonando entre los truenos
como naves

Sin dejar la huella firme
de un recuerdo / sin recuerdos
de los mundos visitados / sin recuerdos
de la historia de su tierra / sin regreso
sin caminos programados
sin programas conocidos

Solo un hecho
visitar mundo tras mundo
creando al pasar la duda
si estarán o si estuvieron
si vendrán o si de fueron
si en los truenos un mensaje
o un recuerdo
o un lamento

Pero marchan
en sus naves o sus nubes
en sus sueños o los nuestros
a pisar mundo tras mundo
resonando
reluciendo
siempre ajenos
siempre ajenos
sin recuerdos / sin regreso

No sé vosotros, pero percibo un humor muy especial en esta visión del mundo de los OVNIs, y que alude a la múltiple naturaleza del fenómeno, tal como ha sido observado, reportado y difundido por todo el planeta.

“Peligrósica para las másicas” se me antoja

“Contacto Cósmico”

Al salirse de su órbita
un navío galáctico
se precipitó en la atmósfera
de un mundo de gente práctica.

La situación no fue trágica
pues la gente no era bélica
aunque sí un poco cómica
y dadas a correr máquinas.

Los seres de origen cósmico
tenían el aliento fétido
y el caminar estrambótico
y en la frente un ojo único.

El mundo de la gente práctica
tenía un clima muy cálido
con ventoleras fantásticas
que hacían daños vandálicos.

Los prácticos sabían física
y sus ciudades elásticas
se desbordan de música
ante las fuerza geofísicas.

Tenían casas antisísmicas
decoradas con estética
y varios centros artísticos
exentos de toda lógica.

Y en institutos científicos
su número era astronómico
sus resultados ridículos
y su presupuesto heroico.

Sus ideas unas míticas
otras carentes de lógica
las más con sentido práctico
y fuerte base ideológica.

Sus rostros algunos pálidos
otros bronceados y atléticos
con ojos, unos estrábicos
otros de mirar maléfico.

Ante los del ojo único
se encuentra la gente práctica
que los contemplan atónitos
y hacen comentarios cáusticos.

Usando el don telepático
y un enlace cibernético
se hace el intercambio rápido
de las ideas científicas

de los conceptos estéticos
de las bases filosóficas
de algunas ideas prácticas
y de tubos de dentífrico

consejo estomatológico
incluido por un cómico
que sintió el aliento fétido
y no respetó la ética.

Surge la amistad galáctica
se hacen los lazos políticos
se designan diplomáticos
y se abre una era histórica

una línea telefónica
una tienda diplomática
y como punto dramático
el burocratismo cósmico.

¿Cómo la vieron?
Culmino este recorrido por la ciencia ficción de Bruno Henríquez con esta reflexión conocida, pero recurrente en el mundo de la CF

“Leyenda”
Los dioses trabajaron la piedra y con ella hicieron los hombres, pero estos resultaron ser torpes y crueles, por eso los dioses los destruyeron. Después hicieron a los hombres de madera: lentos, insensibles; también los destruyeron. Entonces los hicieron de carne y no eran más que animales sin pensamientos puros y el dios mayor ordenó destruirlos; pero Serpiente Emplumada mezcló su sangre con la de los hombres y estos se hicieron como dioses. Entonces se decidió no destruirlos, ya ellos lo harían por sí mismos

El compás de Dios

El compáx de dios

Autosemblanza (a falta de fama y crítica)
Idea original: cómo pillar a Dios en un descuido. (Se trata del Dios cristiano, por si se les ocurre hurgar en otras teogonías).
Herramientas: la geometría del cuadrado y la famosa acuarela de William Blake.

Medio: Acrílico 100 x 70
WB
¡Considérese, pues, un cuadrado!
cuadro1
4 lados, todos iguales, ángulos rectos todos: misticismo garantizado y antiquísimo. ¿Asociaciones que se me ocurren? La cuadrilátera Jerusalén celestial del Apocalipsis y, más cercana a nuestras raíces, la chacana mesoamericana.
Considérese, pues, este cuadrado siendo regado y replicado por la superficie del lienzo en una matriz vertical de 5 x 4. Déjese una ventana central e inferior de 2 x 3.
cuadro2E invoquemos, sin tardanza la imagen emblemática del acto supremo de crear al mundo con un giro del compás de oro de Dios, en persona, tal como Blake lo imaginó; no nos arredra que junto con Blake acudan los símbolos de su ideología… Porque si este pintor y poeta no fue Masón, pues debió serlo. Y así queda plasmada la imagen del cuadrado masónico, donde un círculo inscrito representa al sol donde Dios, muy preocupado se pregunta qué pasó con su compás.

                                                        cuadro3         

  cuadro4

El círculo donde preside el Supremo reposa sobre dos diagonales que parten del pulgar del Anciano y que son los radios que definen el medio punto del arco del gran vitral… Porque está claro que esto va por la ruta de un esquema de vitral. Una escuadra cuyo vértice coincide con el centro superior del arco, forma el cuadro que ya confina, que ya destaca la figura del Pantocrátor. Dos lunas, una en menguante y la otra en creciente no significan otra cosa que mi gusto por la astronomía. Los dos ángeles, cuyo visión extática es más sensual que espiritual, flanquean el luneto del vitral mientras inhalan insaciables las divinas radiaciones que provienen de Aquél.

luneto arriba

Aquí debemos rendir homenaje al espectador de todos estos portentos. Nuestro espectador se para de frente a este ventanal-vitral, y en primer plano hallamos los platos que reposan húmedos e inertes en el fregadero; afuera hay ropa tendida (que incluye un tímido calzoncito de seda), luego un cerramiento de bloque revocado con defensas de esquirlas de vidrio, más allá un bosquecillo de acacias en flor y luego, cerro arriba, una verde verde mancha de vegetación que se toma, cual atrevido fragmento de paraíso terrenal, al cerro yermo, seco y vacío. Unas gemelas (supongo que mi tía Yolanda y mi mamá) ocupan el flanco izquierdo de la ventana, mientras que el otro está tomado por la monótona vida de un santón, alegrada apenas por los recuerdos de la niñez.

Ventanita

Ahora su vista oscila entre el vitral del Anciano de Días –arriba- y el refulgente compás que ha ido a parar entre la suciedad de la vajilla –abajo-…

terrestre

No todos los días al Hacedor se le escapa el compás de la Creación Universal, no todos los días un evento semejante concita la presencia de una avanzada alienígena de exploración planetaria,

ET… no todos los días un vaso de licuadora se codea con el Compás Divino en la promiscua oquedad del fregadero de mi casa.

El compáx de dios

Justicia para ayer (de la serie 200)

Atlas

-Así que usted asegura viajar por el tiempo, y ha venido a advertirme que me mata mañana a las cuatro.
-Correcto.
-Si es por mi actividad, siempre hay arreglo.
-No va a resultar. En “Liquidaciones” somos rigurosos.
-Es que no le creo.
-Es usual. Tenga. Es el diario de mañana, página deportiva, a esta hora juega el Real Madrid y va a perder con el Español.
-Hasta yo espero que pierda… Mire, estoy desocupado y aburrido, sólo por eso lo escucho…
-Compréndame usted: cumplo con un programa. Son las 1124 del día 26, y usted ha quedado enterado de su destino.
-¡Cambiaré!
-Nada hay que cambiar, hay un seguro crono-cuántico inamovible. ¡Está escrito que venga del futuro y lo mate! Así aparecerá en las noticias de pasado mañana.
-¡Pues, me limpio el culo con la noticia!
Dicho esto el sujeto empujó al hombre del futuro hacia la estridencia de las ruedas de un autobús. Una mujer se desmayó, hubo perros que ladraron y testigos aterrados; dos horas después los noticieros replicaban el homicidio captado por cámaras de seguridad.
-¡No hay cadáver, no hay crimen! -Insistía el sujeto.
El jueves, a las 1600 en la penitenciaría, un recluso desconocido lo mató.