Mis películas de CF, incluyendo chicas

Mis primeros contactos con la CF, que pasaron por el cómic y el cine, se dieron gracias a mis papás. En un recuerdo favorito papá me  lleva  rumbo al cine y habla que te habla del príncipe Barín y de “Ming, del planeta Mongo”, película que recordaba emocionado y que debió considerar fundamental para mi formación. Con el pasar de los años, y cada cual en su caleta, dejamos de ir juntos al cine, aunque la culpa de aquello se lo atribuyo a “Barbarella” y a su inusitada intromisión en nuestros asuntos internos. (Desde entonces ir por mí cuenta al cine fue toda una revelación)

Esta lista es una selección personal y cronológica de lo mejor del género que haya visto. Dada mi juventud, ustedes no pueden ni deben pensar que las vi cronológicamente. Así que eso queda aclarado. Este método de abordar mis filmes es sencillo: título, año, director y fuente de inspiración. Y luego una reseña breve y poco técnica, para seros franco. No hablo de los efectos especiales porque es una desgracia que alguien arribe y zarpe de un filme sin ver nada más que el trucaje. Y resalto la presencia femenina, que no siempre es protagónica, ya que su rol es básicamente voluptuoso… Asunto que ha evolucionado positivamente porque desde Barbarella a esta parte las chicas son más listas —lo cual no debe sorprender—, toda vez que el ADN mitocondrial revela que ellas existieron antes que los machos de la especie.

  1. “De la Tierra a la Luna”, 1902, de George Mélies.

Primerísima película de CF, no solo porque  ciencia y  tecnología son protagonistas por derecho propio, sino porque producciones posteriores, ya enmarcadas en el género, se deslizaron con regalada facilidad al campo de la “acción”, sacrificando las contribuciones que este filme hizo al pensamiento, sobre todo a nivel popular. Notable que las chicas del filme, todas con cinturita y buen trasero, no pasen de coristas animadoras.

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  1. “Metrópolis”, 1927, de Fritz Lang

Difícil tarea resumir los motivos, el encanto, la emoción que este film aún induce; cada aspecto demanda reseña y comentario: para diseñadores, he allí concepto gráfico,  arquitectura y urbanismo; quienes persiguen la precisión estética verán una visualización  depurada del expresionismo;  el argumento libertario, inspirado en la dinámica lucha de clases, es transmitido de manera cabal y con una carga innegable (y femenina) de propaganda a favor de una sociedad justa.  Verla fue fascinante.  Pregunto: ¿No son las chicas Soroyama, versiones del Robot de Metrópolis?

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  1. “Flash Gordon”, 1936, Frederick Stephani

Flash Gordon es hijo de un cómic. Pero su traslado del dibujo al cine significó un sacrificio estético casi brutal. Años después de la II Guerra, cuando papá me llevó a ver el primer episodio en el cine, me pareció espantosamente bochornoso ver la nave de Hans Zarkov cruzando los espacios como una tetera con agua hirviendo. Y extrañé a la sentimental Dale Arden y a la desinhibida princesa Alura, que en el cómic pasaban ensoñadoramente destapadas.

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  1. “La máquina del tiempo”, 1960, de George Pal, sobre la novela de HG Wells.

(Otra vez con papá) Como las películas tardaban hasta  tres años en llegar al país, calculo que tendría nueve años cuando la vimos; edad perfecta para comenzar a viajar por el tiempo… en una poltrona victoriana, mientras mobiliarios y maniquíes pasaban de moda segundo tras segundo, y mientras  el día y la noche se deslizaban a toda velocidad por las paredes…  Weena (Ivette Mimieux), inolvidable y desamparada, surge del futuro con muslos de encanto. Del “remake” de 2002, ni hablar.

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  1. “La décima víctima”, 1965, de Elio Petri, sobre la novela de Robert Sheckeley.

Esta cinta tiene un argumento que hoy se remeda en filmes neofascistas y post apocalípticos donde se consagra la violencia; en el filme unos sujetos seleccionados deben cazarse mutuamente  y sobrevivir en torneos a muerte. La aparición de Úrsula Andres comenzó  ser cataclísmica por esos años.

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6. “Fahrenheit 451”, 1966, de Francoise Truffaut, filme basado en la novela de Ray Bradbury.

Los libros están prohibidos, y surgen los “hombres-libro”, cuya meta es memorizar uno… Fahrenheit 451 es la temperatura a la que los libros se consumen debido al peligro social que representan. El lado flaco de esta distopía es que, actualmente, la población se halla en un estado cultural tan reaccionario que no es necesaria tal prohibición. Julie Christie ES el filme.

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        7. “Barbarella”, 1967, Roger Vadim.

Contraparte erotizada de Flash Gordon. Como aquél, Barbarella emerge del cómic; y como aquél, va de mundo en mundo…  erotizando la galaxia. En la cinta no hay lugar para propuestas  de anticipación ni para inquietantes reflexiones  post tecnológicas. ¡Ah! ¡Pero cómo pesó en la juventud de entonces! Es ése delirio por Jane Fonda lo que me impele a reconocer la cinta como de CF, y por iluminar reverenciados episodios de mi adolescencia.

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  1. “2001, una odisea del espacio”, 1968, de Stanley Kubrick, tomando como base relatos de Arthur C. Clarke.

Arribamos por fin a una cinta de CF en pleno ejercicio de un lenguaje cinematográfico deslumbrante: de gran realismo científico, exacta en recursos visuales, con efectos especiales portentosos, de propuestas filosóficas y científicas revolucionarias, de visiones prácticas del espacio como fuente de recursos y misterios; es —sin embargo— extrañamente mezquina con el protagonismo femenino.  Exceptuando: (1) la azafata de Pan American, elegante y gentil con el doctor Floyd;  (2) la cosmonauta soviética que, en la estación espacial, comenta sobre las investigaciones de su marido en el Báltico; y (3) la hija de Floyd que cumple años y que habla con su padre por videófono. Durante décadas la tecnología sigue en deuda con las expectativas del filme: hoy no existen estaciones espaciales de gravedad inducida, no hay colonias lunares, ni los computadores leen los labios o deciden por su cuenta y riesgo qué será lo mejor para todos.

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  1. “El Edicto”, 1972, de Michael Campus

Drama post-apocalíptico que preludia métodos extremos de control natal. Un edicto ordena que durante 30 años no haya nacimientos. El poder controla que no se den alumbramientos clandestinos. El filme no se presta para sensuales muñecas artilladas, y Geraldine Chaplin comunica con verismo inquietante, para l época, un mundo que se subleva contra la represión del instinto más arraigado en la humanidad: ¡tener prole!

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1973 ofreció dos filmes futuristas colocados en antípodas teatrales: el drama y el humor.

  1. “Cuando el destino nos alcance”, de Richard Fleischer, sobre una novela de Harry Harrison.

En un mundo sobrepoblado los recursos merman, pero se da el lanzamiento de Soylent Green, una galleta a base de plancton que suple cómodamente  la alimentación agropecuaria.  Protestas y saqueos son cotidianos. La autoridad captura por miles a los descontentos que protestan en las calles… Luego “desaparecen” hasta que un policía descubre que el afamado Soylent Green proviene de los cadáveres de la población apresada. La fémina (Leigh Taylor Young  preciosa, de ataque) pertenece a una élite que consume cárnicos, una que otra verdura, y que forma parte del “mobiliario” de su señor.

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  1. “El Dormilón”, de Woody Allen.

Divertida sátira social y de la sexualidad banalizada. A través de un hombre que despierta después de doscientos años, los temas recurrentes en Allen —el sexo, la muerte—, son administrados con el rigor de la distancia que da lo futuro en escenas realmente graciosas. Allen aborda también “asuntos políticos”: de un atentado contra el dictador, sólo recuperan su nariz, la misma que es cuidada con esmero para clonarlo de sus células. Entre Diane Keaton y el orgasmatrón, la flaca se lleva nuestro embeleso.

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  1. “Alien, el octavo pasajero”, 1979, de Ridley Scott

Cinta de terror; y que tiene —ya era hora— de protagonista principal una mujer: la teniente Ripley del navío “Nostromo”. El filme plantea la posibilidad de vida extraterrestre y su estrategia de supervivencia y procreación infalibles, pues se filtra en la nave mientras uno de sus astronautas lo incuba, sin saberlo. La cinta tuvo varias secuelas donde vemos envejecer a Ripley. El tenebroso concepto gráfico de la cinta es de Giger.

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1984 fue un año notable en filmes de CF. Reseño tres: “Blade Runner” de Ridley Scott, “2010”, de Peter Hyams, y “Dune”, de David Lynch.

  1. “Blade Runner” está basada en una historia sugestiva de Phillip K Dick: “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”

Unos “replicantes”, criaturas artificiales a plazo fijo, diseñadas para tareas riesgosas en colonias espaciales, han escapado y no quieren morir. La historia transcurre en 2019 (lo cual nos enfrenta a una situación odiosa: ¿cuánto tarda en alcvanzarnos el futuro de la CF? Opino que tal futuro nunca debiera estar a menos de medio siglo).

Pionera del Cyberpunk, cuenta con varias ediciones del director, quien jamás quedó conforme con el sesgo comercial del filme. ¿Las chicas? Sean Young bella, embutida en un rostro “vintage”; ni se diga de la ternura que induce la violentísima Daryl Hanna. No olvidar la espléndida tarea de Syd Mead, ilustrador futurista de primera.

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  1. “Dune”, de David Lynch, basada en las novelas de Frank Herbert.

Shaddam IV de la Casa Corrino, mediocre y taimado emperador, es custodio oficial de la Melange, la sustancia más rara y costosa del universo. Droga/especia que potencia visiones del futuro, que permite a los Navegantes de la Cofradía conducir sus naves a través de los pliegues del espacio…  ¡Sólo existe en Arrakis!, el planeta-desierto (Dune). Entre las dunas de Arrakis moran las tribus Fremen y  gigantescos gusanos de arena.  A la Casa Atreides, le ha sido concesionada la producción de la Melange… Tal vez las actuaciones no sean convincentes, más las intrigas, el pulular de facciones, lealtades y conspiraciones; más paisaje, música y atuendos, todo hace de DUNE un filme espectacular. Destacan féminas hermosas:  Dama Jessica, bruja de la hermandad Bene Geserit (Francesca Annis), Chani (Sean Young) , amante Fremen de Paul  Atreides, la princesa Irulán (Virginia Madsen), Silvana Mangano como la reverenda Madre Ramallo… La historia de Dune sucede a miles de años en el futuro, como debe ser.

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  1. “2010” u “Odisea 2”, de Peter Hyams, basada en la novela de Arthur C. Clarke.

Es imposible sustraerse de una secuela de esa talla. Menos ambiciosa que su predecesora, esta es un alegato pacifista en todo regla, cuando aún existía la URSS como potencia mundial. Peter Hyams, excelente fotógrafo, dirige el filme e incorpora imágenes que la nave Voyager envía desde el sistema joviano y que, entre otras maravillas, ofrece vistas de  ¡volcanes activos en Io! En esos predios  está la nave Discover (“2001”). Como la URSS lleva la delantera en la incorporación de mujeres en todo su aparato laboral, militar y científico, allí va la comandante de la nave “Leonov”, interpretada por Helen Mirren. Hay otra cosmonauta de rasgos orientales… ¡y basta de chicas!

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  1. “Volver al futuro”, 1985 de Robert Zemeckis

Se trata de una de las cintas más divertidas donde Zemeckis resume sus obsesiones por la historia de la cultura popular de los Estados Unidos, con sencilla brillantez. El abstruso tema de viajar por el tiempo y de confrontar paradojas al toparse con antepasados o descendientes, es abordado por el “Doc” Emmet Brown con asombrosa naturalidad. Con respecto al aporte femenino: un buen argumento es capaz de mantener correctamente vestidas a las chicas.

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  1. “12 monos”, 1993, de Terry Gilliam

Extraño thriller de un viajero en el tiempo cuya misión es descubrir qué sucedió en el pasado para haber merecido un presente tan miserable (debido a un virus mortal, los humanos de su tiempo viven bajo tierra). La presencia de Madeleine Stowe, como la doctora  Railly, constituye para el protagonista la única posibilidad de comprensión en un pasado más cruel y convulso que su propio tiempo. ¿Cuál es el atractivo de los viajes en el tiempo? Un hecho: la multiplicación de efectos antes que las causas de los mismos lleguen a suceder; es, por tanto, una forma de la tragedia más fatal y perversa que la que sufren los indígenas de tiempo lineal.

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  1. “Minority report”, 2002, de Steven Spielberg, basada en un relato de Phillip K Dick.

En un estanque hay tres sujetos sumergidos en un fluido sedante. Sus nombres resultan familiares para todo lector de policíacos. Hay un Arthur, una Ágata y un Dash; y de los tres, Ágata  es la más sensible en su prodigioso don de anticiparse al cometimiento de un crimen… Una articulación ideal con la policía da resultados sociales contundentes: el delito desaparece y las “cárceles” se llenan de sujetos en vida supendida pues, legalmente, no hay culpa en un proto-contraventor pre-visualizado. ¿Puede el cuerpo social resistir esta regulación? ¿Qué hay si los predictores se equivocan… y si sucede, qué pasa con la culpa y la pena que genera?

Pocas chicas, aparte de Ágata y la esposa del policía, y en papeles secundarios.

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  1. “Looper”, 2012, de Rian Johnson

En 2074 se inventa el viaje por el tiempo, que es rápidamente copado por mafias que eliminan a sus enemigos enviándolos 30 años atrás, donde son asesinados por “Loopers”. 2044 es un año signado por severos problemas económicos y por la propagación de mutaciones que confieren extraños poderes. Un mutante de 2044, en 2074 (“Hacedor de lluvias”) dominará las operaciones de viajes del tiempo y enviará a ex – loopers  a ser asesinados por sus réplicas del ayer… Uno de ellos evade a su YO de 2044 en busca del “Hacedor” cuando era de 8 años. ¿Será posible matar a un niño en aras de un porvenir diferente, o habrá otros modos de cambiar la historia? ¿Emily Blunt?, inmejorable.

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  1. “Predestination”, 2014, de Peter y Michael Spiering, sobre un texto de Robert Heinlein.

Esta historia es difícil de reseñar; lo he intentado y nadie entiende ni  queda persuadido de verla. Digamos que se trata del tiempo y sus viajeros, digamos que me recuerda a la serpiente que muerde su cola, digamos que la cadena efecto-causa está destinada a crear una paradoja viciosa que, a su vez, me recuerda a Borges citando a Sherezada en la noche que decide contar su vida… hasta que regresa al momento de contarla otra y otra y otra vez. ¿Qué les parece? Bueno, quedan los actores: Ethan Hawke convincente, Sarah Snook impecable.

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  1. “Interstellar”, 2014, Cristopher Nolan

Comparemos este filme con el más conspicuo de los filmes de CF… ¿Con 2001? Pues sí, listo. Interstellar responde  a muchos de los misterios que 2001 planteara. Lo dice su propuesta filosófica, social, tecnológica; lo dice el relato, los efectos especiales… y las muchachas. ¡Es sorprendente que ya no se hable de esta cinta! O de sus chicas. Quiero entrañablemente, y en su orden: a la pequeña e incomprendida Murphy (Makenzie Foy), a la Murphy tenaz  (Jessica Chastain), a la flaca Hathaway, y naturalmente a la Murphy anciana, cuyas piernas solían arrancar suspiros (Ellen Burstyn).                                                               Interstellar-Cooper-Murph               interstellar3

  1. “El Marciano”, 2015, Ridley Scott, sobre la novela de Andy Weir.

Bueno, Ridley ha pasado —y con largueza— la evaluación SENESCYT para  CF: Alien, Blade Runner, Prometeo, y ahora El Marciano.

La cinta es científicamente sólida, con excelentes incrustaciones de suspenso. Marte ha inducido en la especie humana decenas de leyendas… Esta cinta dice: la realidad es más económica y atroz. Las chicas aparecen preocupadas, profesionales, fugaces. Para muchos el filme es demasiado optimista, pero de lo contrario no pasaría de la media hora.

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Ciencia Ficción en los días de la radio

Mis días de la radio terminaron cuando a casa llegó la tía Celia con un televisor.

Y entonces el señor Spock, siempre tan oficioso, desplazó a Luis Dragón, el Conquistador del Espacio, como gran mentor de la CF de mis años proto—adolescentes.

Este personaje que, en rigor, no era otro que Flash Gordon “en cristiano”, iba acompañado de Xenia (en lugar de Dale Arden) y del profesor Moltus (en lugar de Hans Zarkov) incursionando por todos los recovecos del espacio, revelando los misterios del Planeta Verde, luchando sin tregua con malvados como el dictador Carpatos, o con esa hueste infernal de los Monstruos Flexibles, cuyo líder se enamorara perdidamente de Cenia…

Hace poco me enteré de que se trataba de una radio novela cubana, cuya audacia ficcional se habría interrumpido con la revolución, pero que dejó excelentes lecciones en los precoces cultores del género.

Por esa época (comienzos de los 60) también hizo su aparición radial “Marcianita” (original de Villota-Imperator, Los Flamingos), una muy popular canción que acá llegó en la voz de Billy Cafaro, a la que me entregué sin reservas.  Entraba Billy sin ambages:

Ignorada marcianita

La frase implicaba algunas postulaciones: las más obvias sugerían que no sólo existían los marcianos, sino que habían mujeres entre ellos, de paso ninguneadas; y sin embargo susceptibles de ser tratadas tiernamente… Y para mayor certeza:

aseguran los hombres de ciencia

que en 10 años más
tú y yo 
estaremos tan cerquita
que podremos pasear por el cielo

 y hablarnos de amor.

 

¡En diez años!

Yo que tanto te he soñado 
voy a ser el primer pasajero que viaje hasta donde estás.

En la tierra no he logrado
que lo ya conquistado

se quede conmigo no más.

¡Una declaración política, a todas luces! ¡Un plan inaudito de trasladar al espacio nuestros eternos planes -propios de una especie colonizadora-, hasta en aras del amor!  Billy entonces se esmeraba al máximo y su voz inagotable expresaba sus más caros deseos:

Quiero una chica de Marte que sea sincera,
que no se pinte, ni fume, ni sepa siquiera lo que es rock and roll

Esta declaración es comprensible ya que viene de un rockero… Que el rock es todo pero es ingrato, que el mundo del rock es de este mundo y que sería bueno que existieran otros menos decepcionantes…

Marcianita, blanca o negra
espigada, pequeña, gordita, delgada serás mi amor,

La distancia nos acerca 
y en el año 70 felices seremos los dos.

¡En sólo diez años!

¿Qué debo decir ahora? ¿Un par de lugares comunes vindicando la radio sobre lo otros medios? De acuerdo: “También la CF tuvo en la radio una vida tan imaginativa y estimulante como en el cómic, en el cine o en la TV.  

(Hay una versión de Celia Cruz con la sonora Matancera, donde un marcianito reemplaza a la marcianita.)

Costumbrismo en CF: “El calamar opta por su tinta”, de Adolfo Bioy Casares

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¿Cómo escribir un cuento de Ciencia Ficción sin que parezca de CF? O, mejor todavía; ¿cómo escribir un cuento donde la CF no sea de interés, aunque haya un extraterrestre al acecho?

Bioy Casares lo logra de manera impecable, a través del lenguaje coloquial de un maestro de escuela de pueblo chico donde las actividades, después de clases, se limitan a la siesta y, por la noche, al encuentro con los amigos en la barra de Pomponio.

Del maestrito nunca sabremos su nombre, pero al parecer debe consolarnos que sea un lector exquisito que transita desde “el doctor Jung” y pasa por Víctor Hugo, Walter Scott y Goldoni.

Como he de comunicar un hecho de primer orden, presento mis credenciales al lector”… comienza el narrador su indispensable autorretrato, de paso nos alude y como paisaje de fondo va mencionando sus aficiones, sus amigos y la geografía de su pueblo:

El tema de esta crónica ofrece una particularidad que no quiero omitir; no sólo ocurrió el hecho en mi pueblo; ocurrió en la manzana donde transcurre mi vida entera, donde se halla mi hogar, mi escuelita –mi segundo hogar- y el bar… frente a la estación a la que acudimos… en altas horas, el núcleo con inquietud de la juventud lugareña…

Dados los antecedentes, descrita la geografía, la “atmósfera” del lugar, ¿cómo afrontar el tema, cómo plantear la intriga, cómo hacer una inversión adecuada de información y una administración de los tiempos de entrega de dicha información?

El narrador lo plantea de este modo: “Un par de circunstancias, que no cualquiera vincularía, lo anunciaron: me refiero al pedido de los libros y al retiro del molinete de riego.”

Cuando llegamos a este punto de la narración, bien podríamos preguntarnos: ¿qué “libros”, qué “molinetes de riego”? Si estas palabras nos asombran y nos causan, por lo menos, cierto fruncimiento de intriga, es que estamos en ruta de ser atrapados por el autor. Ahora bien, con nuestra lógica por delante, ¿qué demandamos del narrador? Naturalmente, aclarar de uno en uno los misterios. Y el narrador, como que nos escucha, pero nos complace a su modo; es decir nos habla primero de Las Margaritas, que es el nombre del chalet de don Juan Camargo, y nos cuenta del célebre jardín, “una de las peculiaridades más interesantes de nuestro pueblo”, que justifica la existencia del molinete.

Es como si el narrador insistiera en que todo ese entorno de normalidad, todo ese firmamento inamovible de objetos, cada uno en sus lugares, prefigura un espacio/tiempo donde nada podría pasar y donde, sin embargo, algo pasmoso sucede en virtud de las anomalías que van aconteciendo en ese mundo perfecto del instante anterior. Primero falla el molinete. Es decir desaparece, deja de regar el jardín, el más bello del pueblo, que ante nuestros ojos se va tornando seco y amarillento. Pero aquello es imposible en medio de un verano seco, pregona el narrador. Y, lo que es peor, no se le puede imputar a don Juan tamaño descuido “por de pronto lo reputamos pilar del pueblo”.

A continuación el narrador irrumpe con en el retrato de don Juan: “Con fidelidad la estampa retrata el carácter de nuestro cincuentón: elevada estatura, porte corpulento, cabello cano peinado en dóciles mitades… En su vida, regida por la moderación y el orden, nadie, que yo recuerde, computó una debilidad, llámela borrachera, mujerzuela o traspié político… Por algo en años ingratos aquel bigotazo constituyó el manubrio del que la familia sana del pueblo se mantuvo colgada…

Y sigue un pequeño retrato de doña Remedios, madre y consejera de tan abultado hijo.

Pero sigue pendiente el asunto del molinete de riego, propiedad de una persona como don Juan, completamente inaccesible. El autor encuentra para explicación del caso la antípoda perfecta de Juan Camargo: Tadeíto, su ahijado, que vive en el chalet. Este muchacho entre estúpido y genial, alumno del narrador, “sobre cuya testa se reúnen los títulos de peón y dependiente”, va un domingo, “a una hora que se extravió entre las dos y las cuatro de la tarde”, a casa del maestro, casi tumbando las puertas, e interrumpe su pacífica siesta para pedirle los textos de primero, segundo y tercero.

“-¿Podrías informar para qué?
“-Pide padrino –contestó.

Al día siguiente, a la hora de la siesta, padrino pide los libros de tercero, cuarto y quinto. El molinete sigue desaparecido. El asunto naturalmente viaja desde los aposentos del maestro a la barra de amigotes comoDi Pinto, Badaracco, Aldini, Toledo, Chazarreta y el mismo Pomponio, patrón del bar. En esta parte del relato asistimos a conversaciones fenomenales entre los amigos de pueblo: por qué la desaparición del molinete de don Juan y por qué su ahijado, en su nombre, pide textos de escuela.

Badaracco sugiere al maestro: “-¿Por qué no apestillas al respecto al taradito?

Aprobé el temperamento y lo apliqué esa misma noche, después de clase. Traté de marear primero a don Tadeíto con la perogrullada de que la lluvia entona al vegetal, para atacar por fin a fondo. El diálogo fue como sigue:
-¿Se descompaginó el molinete?
-No.
-No lo veo en el jardín.
-¿Cómo lo va a ver?
-¿Por qué cómo lo voy a ver?
-Porque está regando el depósito.
-¿Qué hace don Juan con los textos?
-Los deposita en el depósito
.”

¿Y ahora qué hace el narrador, o qué hace el escritor que haga el narrador? El maestro corre al hotel. ¿Por qué? ¿Por qué no trata de averiguar allí mismo lo que necesitamos saber? Hemos visto progresar la estrategia del relato desde primorosos retratos, avanzamos por diálogos de exploración, y ahora entramos en materia con diálogos más contundentes aún, donde la atmósfera pueblerina se manifiesta en todo su esplendor:

Ante mis comunicaciones, tal como lo preví, cundió la perplejidad entre la juventud. Todos formulamos alguna opinión, pues el buen callar en ese momento era un bochorno.” Pomponio, el patrón del bar pregunta: “¿Por qué no se dan traslado en comitiva y piden explicación a don Juan en persona?
“El sarcasmo despabiló a uno, de apellido Aldini, que estudia por correspondencia y lleva corbata blanca. Enarcando cejas me dijo:
-¿Por qué no ordenas a tu alumno que espíe las conversaciones entre doña Remedios y don Juan? Después le aplicas la picana.
-¿Qué picana?
-Tu autoridad de maestro ciruela –aclaró con odio.
-¿Don Tadeíto tiene memoria? –preguntó Badaracco.
-Tiene –afirmé-. Lo que entra en su caletre por un rato queda fotografiado.
-Don Juan –continuó Aldini- para todo se aconseja de doña Remedios.
-Ante un testigo como el ahijado –declaró Di Pinto- hablarán con completa libertad.
-Si hay misterio, saldrá a relucir –vaticinó Toledo.
Chazarreta, que trabaja de ayudante en la feria, gruñó:
-Si no hay misterio, ¿qué hay?”

A continuación “giran días enteros”. Tadeíto pide esta vez los textos de secundaria y después, sólo periódicos viejos, al kilo, reunidos de la mercería, carnicería y panadería. ¿Y los periódicos? También al depósito.

Después hubo un período en que no ocurrió nada”. –Dice el profesor–: “El alma no tiene arreglo: eché de menos los mismos golpes que antes me arrancaban de la siesta. Quería que pasara algo, bueno o malo. Habituado a la vida intensa ya no me resignaba a la pachorra.

El misterio se revela de inmediato y en forma casi brutal, por lo compacto y sin adornos de su descripción. Habla Tadeíto:

“–Padrino dijo a doña Remedios que tiene una visita viviendo en el depósito y que por poco no se la lleva por delante los otros días, y que él no perdió el aplomo aunque el estado de la misma daba lástima y le recordaba un bagre boqueando fuera de la laguna. Dijo que atinó a traer un balde lleno de agua, porque sin pensarlo comprendió que le pedían agua y él no iba a permitir cruzado de brazos que un semejante muriera. No obtuvo resultado apreciable y prefirió acercar un bebedero a tocar a la visita. De pronto se acordó del molinete y como el médico de cabecera que prueba, corrió a buscar el molinete y lo conectó. A ojos vista el resultado fue apreciable porque el moribundo revivió como si le cayera de lo más bien respirar el aire mojado. Padrino dijo que perdió un rato con su visita, porque le preguntó… si necesitaba algo y que la visita era francamente avispada y al cabo de un cuarto de hora ya picoteaba por acá y por allá alguna palabra en castilla y le pedía los rudimentos para instruirse. Como la visita era francamente avispada aprendió todos los grados en dos días y en uno lo que tuvo ganas del bachillerato. Después, dijo padrino, se puso a leer los diarios para enterarse de cómo andaba el mundo…
“Dijo padrino que la visita quedó pasmada al enterarse de que el gobierno de este mundo no estaba en manos de gente de lo mejorcito, sino mas bien de medias cucharas, cuando no de pelafustanes… Dijo que en otros mundos antes de ahora descubrieron la bomba y que tales mundos fatalmente reventaron. Que los tuvo sin cuidado que reventaran, porque estaban lejos, pero que nuestro mundo está cerca y que ellos temen que una explosión en cadena los envuelva.”

El asunto merece una discusión en la cumbre así que el maestro agarra a Tadeíto y lo lleva al bar. El diálogo es dinámico, intenso y enjundioso.

“-Señores” –dice el narrador–. “Traigo la explicación de todo, una novedad de envergadura y un testigo que no me dejará mentir. Con lujo de detalle don Juan comunicó el hecho a su señora madre y mi fiel alumno no perdió palabra. En el depósito del corralón, aquí no más, pared por medio, está alojado, ¿adivinen quién?, un habitante de otro mundo. No se alarmen señores: aparentemente el viajero no dispone de constitución robusta, ya que tolera mal el aire seco de nuestra ciudad y para que no muera como pescado fuera del agua. Don Juan le enchufó el molinete. Es más: llegó para salvarnos, persuadido de que el mundo va camino de estallar por la bomba atómica y a calzón quitado informó a don Juan de su punto de vista. Es de lamentar que este mozo aquí presente se retiró justo a tiempo de no oír la opinión de doña Remedios, de modo que no sabemos qué resolvieron.
-Sabemos –dijo el librero.
-¿Qué sabemos?
-No se amosque usted –pidió Villarroel–. Si es como usted dice aquello de que el viajero muere si le quitan el molinete, don Juan lo condenó a morir. De casa acá pasé frente a las Margaritas y a la luz de la luna vi perfectamente el molinete que regaba el jardín como antes.
-Yo también lo vi –confirmó Chazarreta.
-Con la mano en el corazón –murmuró Aldini– les digo que el viajero no mintió. Tarde o temprano reventamos con la bomba atómica. No veo escapatoria.
-No me digan que esos viejos, entre ellos, liquidaron nuestra última esperanza.
-Don Juan no quiere que le cambien su composición de lugar –opinó el gallego–. Prefiere que este mundo estalle, a que la salvación venga de otros. Vea usted, es una manera de amar a la humanidad.
-Asco por lo desconocido –comenté–. Oscurantismo.”

Una última propuesta: los amigos conspiran para que, por la noche, Tadeíto reconecte el molinete. Pero el alumno del narrador vuelve luego de un rato interminable para comunicar:

“-El bagre se murió.”

El cómic nuestro de cada día, II

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Para el drama social con humor negro, metafórico y literal, teníamos en Memín Pingüín (Yolanda Vargas) a su más atildado y conmovedor representante; para el humor Viruta y Capulina (Morales y Macedo), una versión completamente original y latinoamericana del Gordo y el Flaco, que fue llevada al cine en varias ocasiones. No tiene parangón en el mundo del cómic, esa especie de “terror grotesco” del que hacen gala Hermelinda Linda o Aniceto (en el caso de Hermelinda sus autores al parecer son varios, en cuanto a Aniceto, no hay créditos en las publicaciones). Para aventuras tipo Tarzán o Jungle Jim, el contrapunto perfecto y originalísimo lo constituye las andanzas de Chanoc (Lucenay, Zapiain, de la Torre) y su padrino y camarada Tsekub Baloyán, también Tawa (el hombre Gacela, rey absoluto del mundo de Av-les) y Rolando el Rabioso (la analogía va de vuestra cuenta). Muchas de estas historietas eran originalmente versiones locales de otras historietas norteamericanas, pero como en el caso de Rolando, el personaje y sus historias tomaron personalidad propia y rumbos más vivenciales y actuales.
Fantomas
Roldán
Para los policíacos figuraban como representantes Fantomas, Kerry Drake, Dick Tracy o el Agente X09. Para los amantes de la CF (entre los que me alineaba con mucho entusiasmo) aparecen los cómics anglo sajones como “Roldán, el temerario” (nombre heredado seguramente de la II Guerra Mundial cuando Flash Gordon tuvo que cambiar de pasaporte para ser admitido entre españoles e italianos y cruzar la igualmente escabrosa barrera político-ideológica de entonces), Súperman (con el españolizado nombre de Clarquén) , Batman, Linterna verde y la siempre destapada Mujer Maravilla.
Especial mención merece la constante aparición de personalidades en el mundo del cómic mexicano… Aquí vemos al querido Carlos Monsiváis en una escena de Chanoc. En otro cómic de “Santo, el Enmascarado de Plata” Monsiváis aparece luchando al catch as can con el enmascarado. “Que la Literatura imite a la Historia, ya era suficientemente pasmoso”, dice Borges, “que la historia copie a la literatura es inconcebible”, nosotros añadimos: “que la cultura popular imite los cómics es pan comido”. En uno de los números más célebres de Fantomas “La Inteligencia en llamas”, aparecen Cortázar, Octavio Paz, Alberto de Moravia, Susan Sontag, entre otros escritores, y luego el mismo Cortázar narraría una historia donde Fantomas es el protagonista… La gran conspiración del cómic tiene, por lo tanto, alcance mundial, sus creadores no están articulados (¿o sí?) ni trabajan de común acuerdo (¿o sí?), y no hay quien escape. Obviamente, cuando en la vida se entremete limpiamente el cómic, es que ya se topan instancias políticas en su accionar.
Chanoc y Monsiváis
En una de las más irónicas facetas del bombardeo de Bagdad por parte de los Estados Unidos y sus aliados, el periodista Amaro Gómez Pablos entrevista en la víspera a una familia iraquí. El muchacho –que hablaba correctamente el castellano, aprendido en la universidad de Bagdad y que cantaba canciones de Manolo Otero, si no recuerdo mal-, vivía con su familia de manera modesta y completamente aterrada. Recuerdo que las mujeres de la casa pusieron la mesa y sobre ella un mantel declaraba el tipo de sociedad que los “aliados” se prestaban a reducir alegremente a escombros. Sobre un fondo verde estaba la imagen inconfundible, con una zanahoria en mano, de Bugs Bunny preguntando, seguramente… ¿Y qué hay de nuevo, viejo?
Como ven, al parecer hay muy pocos ciudadanos inmunes a esta suerte de conspiración mundial.
Astérix (Uderzo-Goscinny), por su parte es responsable de los latinajos de muchos amigos míos (desde cane vanem: cuidado con el perro; hasta lo de Delenda Cartago), de los detalles de interiorismo romano, época republicana, de la arquitectura de sus palacios, del foro y de la entera ciudad de Roma, de trajes y costumbres, y del sin número de pueblos y culturas que habitaban en los confines imperiales, “y que se negaban obstinadamente a desaparecer”
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EL CÓMIC Y OTROS CREADORES
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Las ilustraciones que preceden a estas líneas corresponden a “La hermandad de la lanza”; una serie adscrita a las aventuras de Tarzán de los Monos. Es recordada en particular por nuestro amigo y escritor Jorge Dávila. Él, desde niño adquirió la infección del cómic, no la ha podido ni querido erradicar y reconoce la fortaleza del cómic en su formación.
A fin de comprobar el éxito de la conspiración de tipo Tlöniano por parte del mundo cómic en nuestro pobre mundo, hice varias consultas. Descubrí que el 30% de los consultados son o han sido inmunes a esta plaga. Pero hay visos esperanzadores de que puedan ser inoculados satisfactoriamente con este virus, principalmente cuando de ilustrar libros se trata.
Del 70% restante, el 30% son poetas que, si bien han explorado el cómic, este no ha sido tan gravitante en sus vidas ni en su creatividad… ¿Contará la poesía con anti cuerpos capaces de disminuir el –llamémosle- efecto cómic tanto en su vida como en su creación?
La mayoría restante, por su parte, se ha “entregado” sin reparos a la conspiración Tlöniana sin discriminar cómics, sean estos políticamente sensibles, humorísticamente agrios, o dramáticamente cursis. Todos los seguidores del cómic tienen la esperanza de encontrar entre sus ilustraciones y textos alguna genialidad perdida cuyo hallazgo los vindique y justifique.
Esta actitud, aunada a la falta de crítica especializada, provoca que la situación actual de la historieta nacional, a pesar de su calidad, no sea tan prometedora como sus creadores pudieran esperar. Lo cual parece extraño, porque la penetración de la historieta en el mundo es tan incisiva y encantadora, que resulta difícil sustraerse de tal encantamiento. Faltan buenas historias y personajes plausibes.
Otros indicadores revelan que, de acuerdo a su juventud, la lectura de cómics disminuye ante la presencia apabullante no sólo de la Televisión, sino de los inventos electro magnéticos de replicación de imágenes y sonido (VHS, DVD, Blue ray, celulares, PADs, etc.). Efectivamente, entre los escritores jóvenes consultados, han sido menos afectos a la lectura de cómics, entre otras razones porque vinieron al mundo cuando ya estos habían incursionado con mayor éxito en el cine y en la televisión. Para estos, su contacto con el cómic es más bien tardío y gobernado por la seducción del Manga japonés, por la ironía social de Mafalda, por el stress de Lorenzo (y Pepita), o por el candor de la Pequeña Lulú.
MeñaLu
Muchos amigos se jactan de hacer emparedados a la usanza de Lorenzo…
Lorenzo
o reniegan del maniqueísmo Disney encarnado en los Chicos Malos vs. los eternos sobrinos y nietos de Mac Pato.
Chicos malos
Ninguno de los entrevistados reveló conocer de la existencia del libro “Para leer al Pato Donald” del dueto Dorfman/Mattelar, escrito en Chile a comienzos de los setenta, y en plena revolución Allendista. El libro desmantelaba con mucha precisión el fenómeno de penetración ideológica desde el centro del poder hacia América Latina a través de los cómics más difundidos del mundo. Dicho esfuerzo editorial no debió ser tan extenuante si se mira que los textos Disney nunca fueron ambiguos; todo lo contrario, eran muy explícitos en sus posturas políticas de guerra fría y, como se podrá entender, su mensaje realmente era mundial.
Las encuestas que realicé también han revelado otra influencia innegable del cómic. Entre mis amigos generacionales de Guayaquil, la costumbre de leer el diario por su página final está muy arraigada. ¿Motivos? Los comics siempre estaban en la última página, precedidos de la página deportiva. Había un ritual que consistía en echarse boca abajo en la cama, extender el periódico en el piso y comenzar a leerlo, de atrás para adelante, en el peor de los casos. Como se era joven, comenzábamos de atrás para la mitad, y pare de contar.
MEA CULPA
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Estas son ilustraciones de Joaquín Serrano para la “Era del Asombro”. La costumbre de ilustrar mis cuentos me llevó a encontrar en Joaquín un refuerzo notable para el concepto de ciencia ficción que escribía por entonces. Hoy nos enfrentamos con otras novedades fruto de las tendencias lectoras: la Novela Gráfica. ¿Qué la vuelve posible en nuestro medio? Las facilidades que la tecnología ofrece para el levantamiento de textos y pureza de los rasgos dibujados o iluminados, la emergencia de nuevos escritores e ilustradores, y la emergencia de una buena cantidad de lectores. Umbertto Eco dice que la juventud de hoy escribe y lee más que nunca (por gracia de las redes sociales) y que le falta dar el salto cualitativo en esa lectura. Esta parte es la más complicada.
No sé si persistan en los alcances de esa noble tarea, pero muchos de los Fondos Concursables del Ministerio de Cultura incluyeron cierta vez la novela gráfica. Si no hubo muchos participantes, es hora de que los unos persistan en los concursos y los otros se pongan a trabajar, pero planificando unas adecuadas líneas de distribución y de difusión. Hay las condiciones para llevar a cabo campañas masivas de distribución del cómic nacional.
No siempre sabemos aprovechar los momentos creativos, que suelen ser tan elusivos cuando más los necesitamos. Esto debe cambiar. Se trata, naturalmente, de una jornada intensa que demanda tenacidad y calidad de trabajo.
Para corroborar la sospecha de la gran conspiración tipo Tlöniano que es el cómix, termino con la frase de Borges:
“Ahora tenía en las manos un vasto fragmento metódico de la historia total de un planeta desconocido, con sus arquitecturas y sus barajas, con el pavor de sus mitologías y el rumor de sus lenguas, con sus emperadores y sus mares, con sus minerales y sus pájaros y sus peces, con su álgebra y su fuego, con su controversia teológica y metafísica. Entonces desaparecerán del planeta el inglés y el francés y el mero español. El Mundo será ”… ¡un gran cómic!