El cómic nuestro de cada día, II

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Para el drama social con humor negro, metafórico y literal, teníamos en Memín Pingüín (Yolanda Vargas) a su más atildado y conmovedor representante; para el humor Viruta y Capulina (Morales y Macedo), una versión completamente original y latinoamericana del Gordo y el Flaco, que fue llevada al cine en varias ocasiones. No tiene parangón en el mundo del cómic, esa especie de “terror grotesco” del que hacen gala Hermelinda Linda o Aniceto (en el caso de Hermelinda sus autores al parecer son varios, en cuanto a Aniceto, no hay créditos en las publicaciones). Para aventuras tipo Tarzán o Jungle Jim, el contrapunto perfecto y originalísimo lo constituye las andanzas de Chanoc (Lucenay, Zapiain, de la Torre) y su padrino y camarada Tsekub Baloyán, también Tawa (el hombre Gacela, rey absoluto del mundo de Av-les) y Rolando el Rabioso (la analogía va de vuestra cuenta). Muchas de estas historietas eran originalmente versiones locales de otras historietas norteamericanas, pero como en el caso de Rolando, el personaje y sus historias tomaron personalidad propia y rumbos más vivenciales y actuales.
Fantomas
Roldán
Para los policíacos figuraban como representantes Fantomas, Kerry Drake, Dick Tracy o el Agente X09. Para los amantes de la CF (entre los que me alineaba con mucho entusiasmo) aparecen los cómics anglo sajones como “Roldán, el temerario” (nombre heredado seguramente de la II Guerra Mundial cuando Flash Gordon tuvo que cambiar de pasaporte para ser admitido entre españoles e italianos y cruzar la igualmente escabrosa barrera político-ideológica de entonces), Súperman (con el españolizado nombre de Clarquén) , Batman, Linterna verde y la siempre destapada Mujer Maravilla.
Especial mención merece la constante aparición de personalidades en el mundo del cómic mexicano… Aquí vemos al querido Carlos Monsiváis en una escena de Chanoc. En otro cómic de “Santo, el Enmascarado de Plata” Monsiváis aparece luchando al catch as can con el enmascarado. “Que la Literatura imite a la Historia, ya era suficientemente pasmoso”, dice Borges, “que la historia copie a la literatura es inconcebible”, nosotros añadimos: “que la cultura popular imite los cómics es pan comido”. En uno de los números más célebres de Fantomas “La Inteligencia en llamas”, aparecen Cortázar, Octavio Paz, Alberto de Moravia, Susan Sontag, entre otros escritores, y luego el mismo Cortázar narraría una historia donde Fantomas es el protagonista… La gran conspiración del cómic tiene, por lo tanto, alcance mundial, sus creadores no están articulados (¿o sí?) ni trabajan de común acuerdo (¿o sí?), y no hay quien escape. Obviamente, cuando en la vida se entremete limpiamente el cómic, es que ya se topan instancias políticas en su accionar.
Chanoc y Monsiváis
En una de las más irónicas facetas del bombardeo de Bagdad por parte de los Estados Unidos y sus aliados, el periodista Amaro Gómez Pablos entrevista en la víspera a una familia iraquí. El muchacho –que hablaba correctamente el castellano, aprendido en la universidad de Bagdad y que cantaba canciones de Manolo Otero, si no recuerdo mal-, vivía con su familia de manera modesta y completamente aterrada. Recuerdo que las mujeres de la casa pusieron la mesa y sobre ella un mantel declaraba el tipo de sociedad que los “aliados” se prestaban a reducir alegremente a escombros. Sobre un fondo verde estaba la imagen inconfundible, con una zanahoria en mano, de Bugs Bunny preguntando, seguramente… ¿Y qué hay de nuevo, viejo?
Como ven, al parecer hay muy pocos ciudadanos inmunes a esta suerte de conspiración mundial.
Astérix (Uderzo-Goscinny), por su parte es responsable de los latinajos de muchos amigos míos (desde cane vanem: cuidado con el perro; hasta lo de Delenda Cartago), de los detalles de interiorismo romano, época republicana, de la arquitectura de sus palacios, del foro y de la entera ciudad de Roma, de trajes y costumbres, y del sin número de pueblos y culturas que habitaban en los confines imperiales, “y que se negaban obstinadamente a desaparecer”
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EL CÓMIC Y OTROS CREADORES
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Las ilustraciones que preceden a estas líneas corresponden a “La hermandad de la lanza”; una serie adscrita a las aventuras de Tarzán de los Monos. Es recordada en particular por nuestro amigo y escritor Jorge Dávila. Él, desde niño adquirió la infección del cómic, no la ha podido ni querido erradicar y reconoce la fortaleza del cómic en su formación.
A fin de comprobar el éxito de la conspiración de tipo Tlöniano por parte del mundo cómic en nuestro pobre mundo, hice varias consultas. Descubrí que el 30% de los consultados son o han sido inmunes a esta plaga. Pero hay visos esperanzadores de que puedan ser inoculados satisfactoriamente con este virus, principalmente cuando de ilustrar libros se trata.
Del 70% restante, el 30% son poetas que, si bien han explorado el cómic, este no ha sido tan gravitante en sus vidas ni en su creatividad… ¿Contará la poesía con anti cuerpos capaces de disminuir el –llamémosle- efecto cómic tanto en su vida como en su creación?
La mayoría restante, por su parte, se ha “entregado” sin reparos a la conspiración Tlöniana sin discriminar cómics, sean estos políticamente sensibles, humorísticamente agrios, o dramáticamente cursis. Todos los seguidores del cómic tienen la esperanza de encontrar entre sus ilustraciones y textos alguna genialidad perdida cuyo hallazgo los vindique y justifique.
Esta actitud, aunada a la falta de crítica especializada, provoca que la situación actual de la historieta nacional, a pesar de su calidad, no sea tan prometedora como sus creadores pudieran esperar. Lo cual parece extraño, porque la penetración de la historieta en el mundo es tan incisiva y encantadora, que resulta difícil sustraerse de tal encantamiento. Faltan buenas historias y personajes plausibes.
Otros indicadores revelan que, de acuerdo a su juventud, la lectura de cómics disminuye ante la presencia apabullante no sólo de la Televisión, sino de los inventos electro magnéticos de replicación de imágenes y sonido (VHS, DVD, Blue ray, celulares, PADs, etc.). Efectivamente, entre los escritores jóvenes consultados, han sido menos afectos a la lectura de cómics, entre otras razones porque vinieron al mundo cuando ya estos habían incursionado con mayor éxito en el cine y en la televisión. Para estos, su contacto con el cómic es más bien tardío y gobernado por la seducción del Manga japonés, por la ironía social de Mafalda, por el stress de Lorenzo (y Pepita), o por el candor de la Pequeña Lulú.
MeñaLu
Muchos amigos se jactan de hacer emparedados a la usanza de Lorenzo…
Lorenzo
o reniegan del maniqueísmo Disney encarnado en los Chicos Malos vs. los eternos sobrinos y nietos de Mac Pato.
Chicos malos
Ninguno de los entrevistados reveló conocer de la existencia del libro “Para leer al Pato Donald” del dueto Dorfman/Mattelar, escrito en Chile a comienzos de los setenta, y en plena revolución Allendista. El libro desmantelaba con mucha precisión el fenómeno de penetración ideológica desde el centro del poder hacia América Latina a través de los cómics más difundidos del mundo. Dicho esfuerzo editorial no debió ser tan extenuante si se mira que los textos Disney nunca fueron ambiguos; todo lo contrario, eran muy explícitos en sus posturas políticas de guerra fría y, como se podrá entender, su mensaje realmente era mundial.
Las encuestas que realicé también han revelado otra influencia innegable del cómic. Entre mis amigos generacionales de Guayaquil, la costumbre de leer el diario por su página final está muy arraigada. ¿Motivos? Los comics siempre estaban en la última página, precedidos de la página deportiva. Había un ritual que consistía en echarse boca abajo en la cama, extender el periódico en el piso y comenzar a leerlo, de atrás para adelante, en el peor de los casos. Como se era joven, comenzábamos de atrás para la mitad, y pare de contar.
MEA CULPA
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Estas son ilustraciones de Joaquín Serrano para la “Era del Asombro”. La costumbre de ilustrar mis cuentos me llevó a encontrar en Joaquín un refuerzo notable para el concepto de ciencia ficción que escribía por entonces. Hoy nos enfrentamos con otras novedades fruto de las tendencias lectoras: la Novela Gráfica. ¿Qué la vuelve posible en nuestro medio? Las facilidades que la tecnología ofrece para el levantamiento de textos y pureza de los rasgos dibujados o iluminados, la emergencia de nuevos escritores e ilustradores, y la emergencia de una buena cantidad de lectores. Umbertto Eco dice que la juventud de hoy escribe y lee más que nunca (por gracia de las redes sociales) y que le falta dar el salto cualitativo en esa lectura. Esta parte es la más complicada.
No sé si persistan en los alcances de esa noble tarea, pero muchos de los Fondos Concursables del Ministerio de Cultura incluyeron cierta vez la novela gráfica. Si no hubo muchos participantes, es hora de que los unos persistan en los concursos y los otros se pongan a trabajar, pero planificando unas adecuadas líneas de distribución y de difusión. Hay las condiciones para llevar a cabo campañas masivas de distribución del cómic nacional.
No siempre sabemos aprovechar los momentos creativos, que suelen ser tan elusivos cuando más los necesitamos. Esto debe cambiar. Se trata, naturalmente, de una jornada intensa que demanda tenacidad y calidad de trabajo.
Para corroborar la sospecha de la gran conspiración tipo Tlöniano que es el cómix, termino con la frase de Borges:
“Ahora tenía en las manos un vasto fragmento metódico de la historia total de un planeta desconocido, con sus arquitecturas y sus barajas, con el pavor de sus mitologías y el rumor de sus lenguas, con sus emperadores y sus mares, con sus minerales y sus pájaros y sus peces, con su álgebra y su fuego, con su controversia teológica y metafísica. Entonces desaparecerán del planeta el inglés y el francés y el mero español. El Mundo será ”… ¡un gran cómic!

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