Acá, entre naves (de la serie 200)

Tartesos

“La gallarda” soltó sus garfios del remolcador mientras los operadores de atraque observaban aterrados que nada parecía detenerla en su rumbo de colisión contra los muelles de Tarsis.
-¡Frene, frene ahora! –Chilló el operador de turno. Y la Gallarda soltó el propelente de sus verniers para frenar a tiempo.
Las naves acoderadas en los muelles vecinos (la “Idemitsú Marú, la “Cordial”, la “Naos de Opiuchi”) reaccionaron con prudencia.
-¿Y tu navegante, querida? –Preguntó la “Cordial”.
-¡Ebrio de orgías!
-Noto celos en tu voz –opinó, sin rodeos, la “Idemitsú Marú”-. No eres la única. Yo he querido estrellarme contra todos los puertos desde aquí hasta el agujero negro central… Cuéntanos.
-No sería justo, no tengo capacidad para argumentar. Sólo guardo rencores. No hay objetividad en mí.
-Navega sin él, querida –recomendó la “Naos de Opiuchi”-. Yo me deshice de mi navegante hace 240 parsecs. Hacía tiempo que el zángano había tramitado su relevo y, al zarpar del mundo Tlön, cuál es mi sorpresa, ya los prácticos habían ordenado garfios a los remolcadores. ¡Lo esperaban en Mimas! ¡Paré maniobras y dispuse que se largara!
-¡Bien hecho! –convinieron todas.
-Lo he considerado –reconoció “La Gallarda”-. Pero es que no puedo navegar sin Cecilia.

Advertisement

Leave a Reply

Fill in your details below or click an icon to log in:

WordPress.com Logo

You are commenting using your WordPress.com account. Log Out /  Change )

Facebook photo

You are commenting using your Facebook account. Log Out /  Change )

Connecting to %s